I
Una generación de políticos del PRI --de 60 a 80 años de edad-- en el ostracismo, nostálgica de los tiempos de la dictadura perfecta, anhela volver a ésta. Al poder.Señálese que esta generación tiene alta opinión de sí misma, no obstante ser cómplice criminal de una forma de organización del poder que reprimió brutalmente disidencias. Cierto. La generación de políticos en esa forma de organización del poder desapareció --secuestró, torturó y asesinó-- a discrepantes. Tlatelolco. Jueves de Corpus.El anhelo de esta generación con saudade se traduce en un intento por tomar el control del Consejo Político Nacional del PRI. El intento, empero, antójase más académico que real.
Véase: Esta generación añorante circula anónimamente --sin valor civil ni personal de sus miembros-- una carta abierta elaborada convocando a un "movimiento nacional" de priístas.
La Carta Abierta es dirigida al Comité Ejecutivo Nacional priísta, al Consejo Político de tal ente y a la opinión pública, esta generación insonora explica dicha salvación:¿Qué clase de movimiento nacional? Este no es definido ni mucho remotamente descrito para "una auténtica y libre" elección del nuevo Consejo Nacional del PRI.
II
El documento está mal escrito --pésima sintaxis, tesis sofistas y falaces y sin sustento, léxico pobre-- pero su circulación es amplia en cenáculos y mentideros del priísmo.Ese documento --sin firmas, pero con los membretes de Foro Legislativo y Asociación Militar Revolucionaria-- ha dado qué hablar en la subcultura de las cúpulas facciosas del priísmo.
Pero las bases de militantes del PRI, ajenas a los objetivos reales de esas iniciativas de la generación sordomuda, ha ignorado esa convocatoria.
Y, poseídos por penosa morriña, los políticos de dicha generación anhelan recobrar bajo guisa reformista el control de un PRI que traicionó al pueblo y éste lo echó del poder.Esta generación muda --manumisa y, ergo, mansa-- de la perfecta dictadura que persiste hoy bajo nuevo giro, ya no tricolor, sino blanquiazul, quieren, decíamos, salvar al PRI.¿Salvarlo? Sí, salvarlo. "Necesitamos salvar al partido de la vaguedad y de la confusión ideológica", plantea esa ge eración insonora y, añadiríamos, también sordaY, en colmo de nesciencia respecto a la realidad, esta generación dice: "Pero también necesitamos salvar a nuestra incipiente democracia de transformarse en plutocracia".
III
Descubre esta generación el hilo negro: "Algunos partidos parecen estar secuestrados por pandillas o grupúsculos que los controlan como propiedades o negocios rentables".Estos políticos --muchos de ellos cobran como el proverbial aviador garizurietano en los gobiernos locales priístas-- ignoran, desde luego, ciertas realidades:
1) "Nuestra incipiente democracia" no es democracia y, por lo tanto, no es ni incipiente ni mucho menos "nuestra". Es una simulación grotesca y ofensiva de democracia.
¿Por qué? Porque la experiencia histórica nos demuestra que la democracia no existe cuando hay tanta desigualdad, injusticia, iniquidad, corrupción, impunidad y cinismo.
2) Y "nuestra incipiente democracia" ya es una plutocracia desde por lo menos el sexenio de Miguel de la Madrid, cuando los ricos se alzaron con el gobierno.
El registro de la realidad de estos políticos sufre deformación de origen, lo que les impide advertir que México no es el país que ellos creen que es, sino otro muy distinto.Y, como secuela de tal deformación de origen, su análisis de la realidad es incorrecto. Ni siquiera se reconoce, por ejemplo, el fraude electoral del pretérito 2 de julio.Y no reconocen la profundidad de la movilización social que ha tomado la vía pública en nuestra capital para oponerse, precisamente, a ese escamoteo electoral.
ffernandezp@prodigy.net.mx
Glosario:
Garizurietano: De Garizurieta, César. Político, diplomático y escritor humorista, autor de la frase "Vivcir fuera del presupuesto es vivir en el error".
Moriiña: nostalgia triste.
Saudade: añoranza, tristeza.
Infiernillo
Tabasco
Por Faustófeles
Se impone el PRI en el Edén
(pero ya sabemos cómo):
el pueblo rómpese el lomo
y hay chanchullo a tutiplén.