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El Mensaje Erróneo

Fausto Fernández Ponte


I Las fotografías fijas en los periódicos y móviles en la televisión y en el ciberespacio describían, como elucida el milenario adagio chino, que una imagen dice más que mil palabras. Cierto.

Y vero, por añadidura. Las fotografías del encuentro en la "cumbre" de la ineptitud y simulación para tratar asuntos de la seguridad pública y no de la inseguridad, son elocuentes.

Muestran las fotografías a Felipe Calderón aburrido, distraído, absorto, si no es que perdido, en pensamientos que, a la luz de sus expresiones faciales y lenguaje corporal, antójanse distantes.

El Presidente de Facto no estaba allí, en esas reuniones. Era obvio que hacía esfuerzos por no caer en sopor y, luego, en sueño, y cabecear, el yo inconsciente presidiendo.

Tal fue el mensaje de esas fotografías. Un mensaje no premeditado, sino secuela de la ineptitud de los mercadólogos que desde Los Pinos piensan (si acaso) que don Felipe es "vendible". No lo es.

Y dado que no es vendible, no es "comprable". Pocos mexicanos "compran" su mensaje de inepto operador político de los clanes familiares y socios gringos y españoles que se ostentan amos de México.

II Las fotografías dicen mucho, con arreglo a un arte y un oficio de interpretación desarrollado por los órganos de análisis de inteligencia y contrainteligencia del Estado estadunidense.

La interpretación de las fotografías y de los lenguajes corporales es científica --es decir, responde a metodologías específicas-- y asistida por herramientas de portento tecnológico.

Empero, la interpretación fotográfica no es quehacer vedado a la percepción intuitiva de la conciencia instintiva. El mensaje trasmitido por esos testimonios fotográficos fue recibido.

Pero una cosa es recibirlo y otra cosa es absorberlo y asumirlo en la subconciencia y, desde luego, decodificarlo por ésta. La decodificación produce otro mensaje del señor Calderón.

Y ese otro mensaje del señor Calderón es el de "me vale un comino; yo sé mi cuento". El mensaje identifica otro destinatario que no es el pueblo de México, sino a los patrones de don Felipe.

Esos patrones son los miembros de las oligarquías mexicanas, que aterrorizadas le exigen públicamente resultados ante los secuestros, "levantones", asesinatos. Las oligarquías no se saben seguras.

III Y las iracundas exigencias públicas de las oligarquías opacan otras realidades más dolorosas: la preocupación en las masas populares por la inseguridad social, más profunda que la pública.

La inseguridad pública es coyuntural; aquella es estructural y superestructural; nos describe con crudeza la inviabilidad de la prevaleciente forma de organización económica y política.

Pero el mensaje real de esas fotografías es el de la ineptitud y la simulación --herencia del priísmo contrarrevolucionario de Miguel Alemán y neoliberal de Miguel de la Madrid-- y su divisa antisocial.

Obsérvase obvio que el operador político de las oligarquías subestima a sus patrones, como desestima a las clases populares oprimidas y exaccionadas por aquéllas. Permea el descontento general.


Ello configura escenarios prospectivos posibles, a corto, mediano y largo plazo. Los hombres de la mar suelen decir que antes de que las cosas mejoren, éstas tienen que empeorar. Y la tormenta empeora.

ffponte@gmail.com
Glosario:
Antisocial: opuesto a la sociedad o contrario a los intereses de ésta.




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¿Qué Hacer? El Dilema

Fausto Fernández Ponte


I El deceso --no muy sentido, por cierto, por millones de mexicanos-- del Estado mexicano y su secuencial descomposición ocurrente tuvo causales predecibles e incluso advertidas, avisadas y anunciadas desde hace una generación.

Pero esas causales, no huelga reiterarlo, fueron desestimadas y subestimadas o, francamente ignoradas con soberbia por los personeros emblemáticos (los presidentes de la república) del Estado mexicano. Se acentuò, por lo contrario, la simulación.

Y la simulación como una cultura del poder --sustentada bajo premisas de supuestos atributos cohesionadores en torno a una base de intereses materiales de corrupción impune y, por ello, cìnica-- se mutó de atuendo y se convirtiò en estilo de vida.

Los primeros campanazos de advertencia se registraron, fedatariamente, en 1968, pero habìanse dado previamente otros, con las manifestaciones de desequilibrio societal atizados por las fogaratas de la injusticia y el descontento.

Médicos, maestros, ferrocarrileros y otros gremios indicaron con sus demandas reivindicatorias que el endeble contrato social que nutría de presumida representatividad a los gobiernos posrevolucionarios civiles empezaba a caducar.

Pero el punto de quiebre sobrevino en 1982, después de un conflicto entre ciertas vertientes de la oligarquía mexicana y un gobierno ya distanciado contractualmente del pueblo. El desenlace del conflicto fue la nacionalización de la banca privada.

II El móvil real del conflicto fue el destino del botín petrolero. El gobierno, por voz del Presidente José López Portillo, hablaba de administrar la riqueza del petróleo pero excluía de ello a la oligarquía local; ésta reaccionó.

Los gobiernos sucesivos revirtieron la nacionalización y empezaron, así, un proceso de plutocratización del Estado mexicano, cercenando del todo los vínculos, ya casi inexistentes, con la fuente original y vera de legitimidad, la del pueblo.

Al perder representatividad el Estado, los gobiernos de Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y el del Presidente de Facto, Felipe Calderón, intensificaron la simulación y los abusos de poder bajo coartadas leguleyas.

Así, el Estado defraudó, asesinó y reprimiò disidencias y discrepancias ideológicas y políticas y la difusión independiente de hechos y sucedidos e ideas. En el sexenio salinista se asesinó a más de mil opositores en todo el país.

Lo aquí descrito son hechos factuales, documentados con largueza y prolijidad, identificados por el historicismo como vectores de la decadencia del Estado mexicano y su eventual fracaso al distorsionarse su esencia moral de ser y estar.

Esa decadencia ha devenido en deceso y, por ello, en descomposición, por lo que se puede decir con objetividad que el Estado mexicano se está desintegrando, descompuestas ya -- putrefactos incluso-- las células de sus tejidos.

III Lo que persiste, empero, es el cascarón sin vida de ese Estado, sostenido apenas por resabios de las potestades coactivas y coercitivas, las de la violencia legal: la militarización para enfrentar problemas sociales y políticos y de otras naturalezas.

Esos problemas de otras naturalezas se encuerpan y definen en la proliferación de poderes fácticos trasnacionales, nacionales, regionales, en los estados, municipales y hasta en loa gremios y comunidades rurales. Esa es otra realidad insoslayable.

Ésto explicaría aun a los más incrédulos y los màs insensibles e indiferentes los comportamientos reactivos de los personeros del Estado. Su comportamiento es de desesperación, definitoria del estertor postrero del que expira.

En esa realidad estamos atrapados los mexicanos. ¿Qué hacer? Ese es el dilema. No sabemos qué hacer y como desconocemos nuestra propia historia pensamos en soluciones sobrenaturales o en aquellas que enuncian darle tiempo al tiempo.

Pero el dilema ofrece soluciones propias: refundar al Estado mexicano, lo cual sólo es dable con el concurso esforzado y responsable, ecuménico, de todas las fuerzas sociales del país. Muerto el Estado hampón, hay que crear un Estado social.

¿Cómo? Cualquier vía es explorable. Pero esa vía debe er transitada sin desviarnos del objetivo. En nuestra circunstancia, exigir lo imposible es ser realista. Se trata de nuestra propia supervivencia en la historia.

ffponte@gmail.com
Glosario:
Plutocratización: de plutocratizar. De plutocracia. Gobierno de los ricos.
Resabios: sabor desagradable que deja algo. Desagrado moral o disgusto.
Vectores: trasmisores, agentes portadores de algo. Acción proyectiva que tiene cualidad e intensidad variables.



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El ¡No!

Fausto Fernández Ponte

I La democracia --concepto y doctrina, teoría y práctica-- tiene un sincretismo experiencial definitorio e incluso identitario: se obtiene el derecho legítimo a gobernar sólo si se reconoce el sentir y el parecer de los gobernados.

Al través de ese prisma es como se registra, a nuestro ver, la consulta realizada el domingo 27 --hace un par de días-- en el Distrito Federal y nueve entidades adheridas a la Federación de Estados mexicanos unidos.

La consulta, como bien sabríalo el caro leyente (aunque no huelga reiterarlo) tuvo por propósito conocrt el sentir y el parecer de la ciudadanía acerca de las propuestas del Presidente de Facto, Felipe Calderón, para privatizar la renta petrolera.

Por renta petrolerìa --cabrìa precisar-- entendemos el usufructo monetario particular de un bien patrimonial de todos los mexicanos, así como la plusvalía (o riqueza) creada por la fuerza de trabajo.

Patrimonio y plusvalía son apropiadas ilegalmente por unos cuantos particulares mexicanos y extranjeros mediante varias modalidades: las de la explotación premeditada, alevosa y ventajosa de recursos patrimoniales ajenos y la corrupción.

En ambos casos --provecho inmoral y sin ética y corrupción delincuencial de bienes de la nación y de la sociedad o el pueblo de México-- el fenómeno es un enunciado fiel de la cultura del poder en México, con filosofía y dialéctica propias.

II Esa cultura del poder en México es, por definición, de lesa humanidad o lesa mexicanidad. Traiciona la representación social misma del poder y, a la vez, traiciona la confianza e intereses del pueblo mexicano. Esa es la vocación del poder en México.

Y, secuencialmente, ante los propósitos veros del poder en México el ejercicio de éste acusa espuriedad, más allá de las formas o modalidades de cómo se haya alcanzado, que en el caso ocurrente fue el del fraude electoral del 2 de julio de 2006.

Ello y no el fraude define la condición espuria de quien fue investido mandatario el primer día de diciembre de ese mismo aciago año de 2006. Dado ese comportamiento de quien ejerce el poder, la espuriedad se confirma día con día.

Una confirmación de la espuriedad es precisamente la de realizar acciones de política ajenas al sentir ciudadano y carentes de la autorización social que el marco constitucional establece. Vender lo ajeno como propio es delito gravísimo.

Ello tiene una metáfora de cultura vernacular que identifica los imperativos del mercantilismo, de por sì inmoral: el hombre que le vendió a otro la emblemática torre Eifel. En el caso, los dueños de la torre --los franceses-- no sabían de la operación.

Pero aquí, los dueños del petróleo --y su torre, la de la empresa Petróleos Mexicanos-- sí sabemos de la venta fraudulenta de nuestro patrimonio por parte de un gobierno espurio instalado no por nosotros los ciudadanos, sino por 39 clanes familiares.

III Empero, quien habría conprado la torre Eifel no era un postor avisado, a diferencia de quienes pretenden adquirir nuestro petróleo, los consorcios trasnacionales de Estados Unidos y España, notorios por su acumen rapiñador y voracidad ilimitada.

Esos compradores --los consorcios trasnacionales-- exigen garantías jurídicas, las constitucionales nada menos-- y para lograrlas usan un método que es por probado infalible: corrompen a un Presidente de la República y a no pocos senadores.

¿Y cómo los corrompen? Comprando su voluntad instalándolos en el poder --toda la gloria sexenal para ellos-- como ocurrió con el Presidente de Facto. A los senadores, el método tiene variantes: se les maicea, a tanto por voto a favor en el Senado.

Por esos entresijos se filtró la propuesta del PRI --la del senador Manlio Fabio Beltrones, zumbonamente motejado "Don Beltrone" como asociación al célebre personaje de Mario Puzo, "Don Corleone", "capo di tuti capi"-- y escapar de la consulta.

En efecto. La propuesta de venta de nuestra torre Eiffel --la privatización petrolera de Don Beltrone-- no fue consultada; la que se consultó fue la del Presidente de Facto. Rejuego de sofismas y trucos mentales e ilusionismo. ¿Dónde quedó la bolita?

Pero los ciudadanos consultados se anticipan a esas argucias de Don Calderone --capo muy aminorado-- y Don Beltrone. El mensaje de los consultados fue rotundo: no a la privatización y, por inferimiento válido, "descubrimos su intentona de engaño".

Es un aviso. "Descubrimos su juego", enuncia el saldo de la consulta. El "no" tajante de la ciudadanía en el DF y esos nueve estados exhibe al Gobierno de Facto. La consulta es la puja entre un poder espurio y la sociedad civil, ariete del pueblo.

ffponte@gmail.com


Glosario:

"Capo di tuti capi": en italiano, capo de todos los capos.
Maicear: acción de dar maíz a pollos, cerdos, etcétera.
Repiñador: que rapiña.

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Periodismo y Desempleo

Fausto Fernández Ponte


I El desempleo en México no suele representarse con fidelidad en las estadísticas oficiales --las del Estado--, por lo que la fehacencia del fenómeno se sustenta principalmente sobre una base de vivencias personales o gremiales.

Éstas, empero, son más confiables que el registro estadístico aunque carezcan del atributo del rigor metodológico y resulten principalmente de discernimientos en la lógica aristotélica de los inferimientos válidos a partir de premisas experienciales.

Así, la realidad --por lo menos en México-- se nos ofrece subjetivamente; es decir, vemos sus representaciones totales o parciales pero no la realidad misma ni sus componentes ni cómo éstos actúan entre sí, en lo interno, y con lo circundante.

Sin embargo, ante estadísticas sospechosas --que supondríanse expresión del método cientìfico de la demostración verificadora--, el acervo vivo de experiencias adquiere visos de infalibilidad, con márgenes de error explicables o justificables.

Por ello, es convicción general de que el desempleo en México tiene registro infiel, pues no descubre ni mucho menos consigna la cotidianidad de la desocupación laboral y sus corrosivas secuelas en el tejido económico y, sobre todo, social.

Dado ello, el telón de fondo de la estadística laboral --a partir de un contexto referente centrado en la figura de la población económicamente activa-- refleja verismos aproximados. Ergo, la definición del desempleo es mutante y relativa.

II Gremio por gremio, el desempleo es ostensiblemente dramático; es decir, alcanza el atributo de la espectacularidad, a partir de definiciones que devienen del empirismo vivencial de cada quien. Hay desempleo y hay desocupación, según definiciones personales.

Mas fuere cual fuere la definición identificatoria, no semántica, del desempleo y/o desocupación, los paradigmas para discernir y dar fe del fenómeno en México es vivencial más que de padrón censal. Es tangible. Los gremios lo padecen severamente.

Y el gremio de los periodistas --y, epicenamente, los trabajadores de los medios de difusión-- refleja con creces ésta realidad socioeconómica tan lacerante, aunque la interpretación del fenómeno trascienda, como trasciende, el ámbito laboral.

Vero. El gremio periodístico y, dígase también que el gremio de los medios difusores, padece no sólo desempleo extremo, sino también degradación salarial y en la calidad prestacional del empleo. Subsiste en la inseguridad casi total y en incertidumbre.


De hecho, para los periodistas de reciente acceso al mercado laboral y los de viejo cuño se ha llegado al extremo monstruoso, por aberrante, de recibir bajos salarios y tener malos empleos y también vivir la contradicción: pagar por trabajar. Por publicar.

Los medios de difusión de contenidos periodísticos privilegian la producción intelectual gratuita y, como agravante castradora, bajo el imperativo de que ese esfuerzo del intelecto y la mano de obra --oficio o experiencia o prestigio-- sea censurado.

III Y es que a la explotación del periodista, de por sí perversa pues crea plusvalía para empresarios voraces de dinero y ambiciosos de un poder que ejercen para amasar fortunas de origen dudoso, se agrega otra acción de violencia socioeconómica.

Sí. Violencia socioeconómica y, a la vez, indigno y humillante, atentatorio contra un derecho humano fundamental: someter a censura sistémica (y sistemática, añadiríase) el trabajo intelectual que enriquece a quienes los difunden.

Desempleo y/o desocupación son rampantes en el gremio de los periodistas (afín, reitérese, a otro gremio, el de los trabajadores de los medios difusores), con estragos dramáticos en estratos societales cruciales, los de la comunicación social.

Las causales de ese fenómeno en el gremio periodístico son ciertamente socioeconómicas, pero también son síndrome ominoso y conturbador: usar la difusión como medio de control societal, conformando una conducta colectiva única, del pensamiento único.

De eso se trata. Desempleo y/o desocupación y la explotación laboral impune y cínica reflejan en el gremio una realidad macrocósmica de crisis nacional que, en su turno, exhibe lo inviable que es la forma de organización económica dominante.

Esa inviabilidad es brutal: crea desempleo, inseguridad, incertidumbre, esclaviza --por explotación-- el esfuerzo laboral y sitúa al individuo en una trampa opresiva de la cual no puede escapar con los recursos convencionales de lucha política.

Estímase informalmente que en el gremio de periodistas el desempleo y/o desocupación se representa así: de cada cien periodistas, sólo 45 tienen empleos. Y de esa proporción porcentual --45 por ciento--, pocos están pagados decorosamente.


Los gremios están en crisis aguda, de magnitud épica, heroica diríase; el de los periodistas refleja exponencialmente ello. Le rubro económico --empresarial-- de la difusión tienen, sin duda, su propia crisis, pero atenuada por la complicidad con el poder.

ffponte@gmail.com
Glosario:

Épica: perteneciente a la epopeya o a la poesía heroica.
Exponencialmente: aumento cada vez más rápidamente del crecimiento.
Síndrome: conjunto de síntomas característicos de una enfermedad.



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Roberto Williams García (QEPD)

Fausto Fernández Ponte


A Rita León López, arqueóloga incansable.


I Roberto Williams García, etnólogo emérito de Veracruz, fallecido hace unos días en los umbrales de su novena década de fructífera lo que él llamaba" la exploración de la profunda experiencia del vivir", nos dejó un enorme legado.

Y esa herencia es patrimonial para los habitantes no sólo del estado de Veracruz, sino también --sobre todo-- para los mexicanos doquiera que éstos se encuentren, los de la diáspora en Estados Unidos y los de aquí.


Roberto era generoso en la dispensa solidaria de afecto, inquieto y curioso siempre --aun en sus días postreros, sufriendo el cáncer que le carcomía las entrañas-- se describía a sí mismo como un "simple científico".

Era, pues, hombre de ciencia. Su vocación por la etnología era, en realidad, pasión por las manifestaciones de las culturas mesoamericanas del antaño y de hoy en el estado de Veracruz y el sur y sureste de México.

Mas esa pasión, dominada por una curiosidad honda, pero llevada por la brida del método científico-- lo llevaba al historicismo de las culturas ancestrales y actuales, para entender el quid vero de las comunidades originales históricas y del presente.

II Acerca del México contemporáneo, Roberto solía decir en largas charlas y periplos por los traslapes y entreveramientos culturales y étnicos de Veracruz que persistía aun "la influencia viviente y vivificadora del ancestro".

Y esa influencia del ancestro --así la definía-- se exhibía con plenitud en el tigre y la serpiente.

Desde los olmecas milenarios, afirmaba, los mexicanos de Veracruz y el sur y sureste "son el pueblo del jaguar y la serpiente".

Jaguar, sin duda. Las charlas de él con este escribidor --de formación académica como filósofo de la historia-- tenían por cohesión identitaria común interpretar lo bien averiguado en los meandros del insondable pasado histórico.


Ello indujo hace muchos años a este escribidor a publicar en Veracruz un periódico cuyo cabezal era "El Tigrenauta", especializado en el registro y exégesis de las manifestaciones de la cultura popular del presente.

Los hallazgos arqueológicos recientes --de unos meses a la fecha-- en la desembocadura del río Coatzacoalcos, en donde se construye un túnel vial bajo el lecho fluvial, habían incidido en el ánimo de Roberto.

Estaba muy entusiasmado, aunque impedido de viajar al lugar y ver los descubrimientos "in situ", pero estaba informado, enterado. Ve´pia esos hallazgos desde otra perspectiva, ajena a la de la arqueología, pero él le descubría vida.

III La pasión del científico --el etnólogo-- en él afloraba. Y pese a su dolencia y las dificultades que ello le causaba para viajar, iba de Xalapa, donde vivía, a Veracruz para hablar del tema con este escribidor y disfrutar juntos sus empatías.

"Tienes razón", concedía generosamente. "El presente es la historia del pasado; aquí está, a la vista, pero no la vemos ni nos la imaginamos. Los usos y costumbres de hoy nos lo dicen". Y tema de plática con él era la figura de Quetzacoatl.

Sustentaba la tesis de que Quetzacoatl no desapareció en la boca del Coatzacoalcos, sino en el Citlaltépetl (o Pico de Orizaba), lo que llevó a debatir en público con otros en un campo ajeno, aunque afín, el de la historia.

En Veracruz --donde reside este escribidor-- ambos hablábamos acerca de la tesis del "continuum" histórico. Las actuales manifestaciones de las culturas originales --totonacos, en particular-- poseen atributos de sincretismos prodigiosos.

A Roberto se le identifica por uno de sus libros --"Yo nací con la luna de plata"--, acerca de la cultura de la ciudad portuaria de Veracruz y región aledaña, en el que se adentra en lo causativo y las modalidades de su actualidad ocurrente.

Nuestro tenaz personaje ya se liberó de las ataduras de los dolores atroces que padecía. Su cuerpo le falló, mas no su lucidez; ésta le acompañó hasta el último suspiro, sin perder conciencia de su finitud material. Se despidió de todos.

ffponte@gmail.com
Glosario:
Etnología: Ciencia que estudia los grupos étnicos y los pueblos en todos sus aspectos y relaciones.
Exégesis: Explicación o interpretación de un texto.
Meandro: Curva pronunciada que describe el recorrido de un río o de un camino.





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Versus el Pueblo

Fausto Fernández Ponte


I Aun para aquellos gobernantes identificados por sus actuaciones como tales como individuos situados en el lado derecho del espectro ideológico y político de la filosofía del poder formal, el pueblo es el adversario. O el enemigo.

Esa aserción que antojaríase la proverbial perogrullada acusa, por ello mismo, el atributo del axioma. Mas en el caso del México de hoy, esa peculiaridad axiomática se confirma día a día. Es, pues, el gobierno --sino el Estado--versus el pueblo.

Reitérese: versus el Pueblo, con mayúscula. Predeciblemente, el Pueblo, sintiéndose agredido por un gobierno --o el Estado mismo-- al que no siente representativo de sus intereses existenciales como nación histórica, reacciona.

La agresión del poder formal --el del Estado y el gobierno que por convención legalista representa a éste-- atenta incluso contra el quid identitario que deviene de uno de los acervos patrimoniales más visibles, como el petróleo).

Empero, la cosmovisión de esa derecha que registra, dimensiona a identifica al pueblo como su adversario o enemigo diríase histórico y no como su mandante, nos habla de una cerrazón intelectual y psicológica peligrosísima en el poder formal.

Esa cerrazón --ignorancia, insensibilidad y sus secuelas, indiferencia, prejuicios, intolerancia y represión autoritaria-- de los gobiernos de la derecha ideológica y política tiene fehacencia histórica; está, pues, prolijamente documentada.

II Pero la interacción de esos componentes del contexto dentro del cual ocurren las actuaciones del gobierno que encabeza el Presidente de Facto, Felipe Calderón, e importantes vertientes en los otros Poderes de la Unión --el Estado, pues-- es crucial.

Y su crucialidad reside, por un lado, en que el Pueblo de México parece haber tomado conciencia de que es agredido; por otro, la concientización se expresa en la movilización social emblematizada en la exigencia de un debate y la consulta popular.

La agresión del poder ejercido por la derecha ideológica y política al Pueblo de México no es, desde luego, fenómeno reciente. En el período posrevolucionario esa agresión se inicia fedatariamente en el sexenio de Miguel Alemán Valdés.

Y desde ese sexenio hasta el actual --el del tristemente célebre señor Calderón-- todos los gobiernos han sido de orientación ideológica y política de derecha. Han gobernado no para el Pueblo de México, sino contra éste, como lutocracias.

En esos 72 años, los gobernantes actuaron en escenarios con tramoyas y telones de fondo pseudo reivindicadores, postulados por un partido político que en el discurso se ostentaba como revolucionario. Simulaban ser de izquierda. Pero eran de derecha.

Allí se originó la etapa más perversa de la simulación que caracterizó al entonces admirado sistema político mexicano. Un gobernante que se ostentaba de izquierda --Luis Echeverría-- es un genocida; su predecesor, Gustavo Díaz Ordaz, era un matón.

III En los hechos, actuaron versus el Pueblo de México, al que veían como adversario y en no pocos casos como enemigo mortal, al que no podían destruir pero sí mediatizár, engañándolo para mellar su conciencia y reprimiendo sus anhelos democráticos.

La simulación --que encubría la corrupción y la impunidad en el ejercicio ventajoso y alevoso del poder-- hizo posible el fenómeno de privatizar el patrimonio no sólo petrolero, sino también energético, minero, agrario, etcétera, de los mexicanos.

El patrimonio petrolero empezò a ser privatizado por el gobierno desde el sexenio del ya citado Alemán, pero alcanzó proporciones colosales en los de Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y el actual, el Presidente de Facto Calderón.

La movilización popular en defensa del patrimonio petrolero es, nótese con énfasis, pacífica, legal --constitucional-- y sobre todo moral, por la vía no violenta, cuyo detonante es precisamente el declarado intento de privatizar un bien social.

Más la derecha ideológica y política en el poder formal parece convencida de que la movilización social --que no ha adquirido aun visos de insurgencia-- es obra de un individuo, Andrés Manuel López Obrador. No. Es obra del Pueblo mismo y sus subrogados.

Esos subrogados son trabajadores en sindicatos independientes, intelectuales, educadores --maestros y periodistas--, amas de casa, en un etcétera variopinto en términos de la dialéctica del abigarrado mosaico societal mexicano. Proseguiremos mañana.

ffponte@gmail.com
Glosario:
Abigarrado: de varios colores, heterogéneo.
Crucial, crucialidad: dicho de una situación o de un momento crítico o decisivo.
Fehacencia: cualidad de fehaciente. Comprobado. Demostrado. Verdadero.
Identitario: relativo a la identidad.
Quid: esencia, punto más imoortante o porqué de una cosa. meollo, miga, médula.
Versus: contra, frente a.

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Noticias de México

Fausto Fernández Ponte


I Para los medios difusores de noticias en Estados Unidos, México no existe. Tampoco existen los países de Nuestra América --indo, afro e ibérica-- desde las regiones antillana e ístmica hasta la del Cono Sur.

O, si acaso, México --y, por inferencia válida, los demás países de Nuestra América-- existe únicamente en términos de noticias que se consignan con morbosidad propia de las premisas del "rating".

Las noticias así motivadas --premisas del "rating"-- son registradas, consignadas al acervo público y difundidas en radio, televisión, impresos o Internet bajo ciertas peculiaridades:

Una, las que devienen de la lógica de la cultura estadunidense dominante --o "mainstream"--, a su vez cincelada por los imperativos de los intereses de la geopolítica tal como la entiende el poder imperial.

Y por poder imperial --no huelga la precisión-- compréndese la suma dialéctica de sus componentes centrales: los de dominación, control y hegemonía, por un lado; por otro, sus fines: rapiña y saqueo.

II Señálese que tales imperativos entraman trasfondo y móviles de la política exterior del Estado estadunidense, independientemte de la conformación partidista (Republicana o Demócrata) de su gobierno.

En ese contexto se explica, desde los prismas del historicismo, la belicosidad del Estado en EU en agravio de otros Estados, particularmente los de Bolivia, Cuba, Ecuador, Venezuela, entre muchos más.


Por ello, sólo desastres naturales o los propios de la complejidad societal --v.gr., los muertos por la estampida en un antro en la ciudad de México-- o los crímenes espectaculares son difundidos.

Pero su difusión ocurre a extramuros del contexto tanto social y cultural como económico o político. Sin explicaciones de especie o clase alguna. Como salidos de súbito de la nada. En un vacío.

Adviértese en la difusión masiva de desastres, crímenes, accidentes o actuaciones políticas de gobernantes una subyacencia cultural de descrédito que subliminalmente llega así a los recipiendarios.

III Por supuesto, esa subyacencia cultural es manifestación propia del subconsciente colectivo, así conformado inductivamente por la manipulación sistémica de los medios de control social.


Por esas razones, los estadunidenses en general y, desde luego, sus dirigentes en todos los ámbitos de la vida societal, son impermeables a la comprensión de lo que ocurre en el mundo.

Tal cosmovisión --en importante medida compartida por la élite dirigente en México-- determina nuestro presente, el interno. Un obvio presente de dominación y sometimiento estadunidense de México.

Esto nos lleva a la otra peculiaridad --secuela-- del registro, consignación fedataria y difusión de las noticias de México (y en general del mundo) en EU: fortalecimiento de estereotipos y prejuicios.

Ese fortalecimiento tiene consecuencia gravísima: mayor incomprensión hacia México --como un todo cultural-- y creciente intolerancia y odio a los mexicanos como conglomerado social.

ffponte@gmail.com

Glosario:

Entraman: del verbo entramar. Crear un entramado o concebir una trama.
Historicismo: disciplina de la historia que permite comprender la realidad social en un hecho histórico dado..
"Mainstream": inglés. literalmente corriente principal. Referido como metáfora al grueso mayoritario de una cosa, tendencia, expresión sociocultural o política, etcétera. "Rating": anglicismo. Porcentaje de personas u hogares que sintonizan un programa específico de radio o televisión, en relación con el total de personas u hogares que tienen televisores o receptores de radio. A mayor "rating", mayor volumen de anuncios, más ingresos y ganancias y mayor poder.
Recipiendarios: receptores. Los que reciben algo. Destinatarios.
Subliminalmente: referido a una percepción que es captada por la mente sin que el sujeto tenga conciencia de ello.


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