Poder Coactivo
Fausto fernández Ponte
I
El Estado nos lo dice Antonio Gramsci en sus textos acerca de filosofìa y ciencia política-- es una hegemonía acorazada de coerción. Ese discernimiento exhibe certeza definitoria.
Y esa certeza deviene, precisamente, de la experiencia histórica y del acervo, casi siempre acérbico, de las vivencias en la evolución del hombre como ser político.
Señálese que Gramsci no sólo abrevó en Marx y Engels, sino también en Hegel, Ricardo, etcétera, para explicarse, por ejemplo, la razón del Estado y las teorías de la política.
En la cárcel, Gramsci tuvo tiempo de sobra para estudiar a esos economistas --clásicos y marxistas-- y hallarle explicaciones a las causales del fascismo.
Pero son sus planteamientos acerca del Estado y la política los que han trascendido hasta nuestros días con tal vigencia que nos permiten entender el proceso del poder formal.
En su nombrada obra Gramsci y la concepción de la sociedad civil, Norberto Bobbio señala que las ideas de aquél acerca de la naturaleza del Estado y la política "son sugerentes".
Y no es para menos. Gramsci dibujó con el vigor indeleble de la tinta china orígenes y razones de ser de la sociedad civil y definió su desarrollo y derrotero.
Gramsci acepta el postulado de Marx de que el Estado es una dictadura de clase, pero pensó que necesitaba ampliarse para dar cuenta de la naturaleza de esa institución.
II
Pero esa ampliación tenía un basamento filosófico sólido, pues Gramsci era, ante todo, un filósofo. Aplicaba la filosofía para comprender al poder y la política.
La ampliación del concepto de Gramsci acerca del Estado es secuela, a su vez, de una ampliación de la concepción de la filosofía, entendida ésta como una actividad de alta cultura.
Sin embargo, su condición de actividad de alta cultura no es óbice para que sea la herramienta ad hoc para comprender la concepción general del mundo y de la vida.
Las tesis de Gramsci han enriquecido el debate entre materialistas --y, ergo, los marxistas-- y los idealistas acerca de la política y el Estado y la sociedad civil.
Ese debate continúa librándose hoy, dadas las peculiaridades modernas de la institución del Estado que, en México, a nuestro ver, es un un caso emblemático.
En efecto. En México, el Estado y la política exhiben peculiaridades propias de una naturaleza ajena a los intereses reales y estratégicos de la sociedad civil.
Componentes centrales en la tesis de Gramsci son los conceptos de hegemonía e intelectuales, que este filósofo describe con arreglo al trabajo pionero de Maquiavelo.
El concepto gramsciano de hegemonía consiste en la absorción de la sociedad política en la sociedad civil. Ello, como bien sabríalo el caro leyente, no ocurre aquí.
III
Ese fenómeno --la absorción de la sociedad política en la sociedad civil--, es conocido como estatolatría, la cual no es un fin en sí misma, sino que tiene otro propósito.
Y ese propósito --el de la estatolatría-- es el de procurar su propia extinción creando condiciones para ello. Así se alcanza, entonces, la hegemonía.
Sin embargo, la estatolatría puede también ser negativa --o reaccionaria-- en el sentido de una clase que ha perdido su hegemonía tiende a perpetuarse en el poder.
¿Y el concepto de intelectuales? Para Gramsci es "todo el estrato social que ejerce funciones organizativas, en lo más amplio, en la producción y la polìtico-administrativo".
En México, la clase trabajadora --cuya definición es muy clara comparada con la de los países capitalistas avanzados-- carece precisamente de esos intelectuales.
Y sólo la burguesía --a la que el Estado sirve por imperativos de clase-- posee, a la fecha, ese monopolio de organizar la producción y lo político-administrativo.
Gramsci sólo describe una realidad, pero sus descripciones nos plantean implícitamente propuestas para que el Estado --el de una clase dominante-- sufra metamorfosis cualitativa.
Esa metamorfosis no vendrá del cielo. Tampoco nos será dada gratuitamente. Habría que promoverla, en una estrategia para realizarla. Ese es el reto de la izquierda en México.
Glosario:
Acérbico: Calidad de acerbo. Cruel, riguroso, desapacible.
Derrotero: Camino, rumbo, medio tomado para llegar al fin propuesto.
Hegemonía: Supremacía que un Estado ejerce sobre otro. Supremacía de cualquier tipo.
Obice: Obstáculo, embarazo, estorbo, impedimento.