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Ritalín y Control Social

Fausto Fernández Ponte



I

Desde hace varias décadas, en Estados Unidos se utilizan medicamentos diseñados para reducir la hiperactividad de los niños y adolescentes e inclusive adultos jóvenes y mayores.

En México, por lo menos desde principios de la última década del siglo pasado, esos medicamentos son dispensados con larguez mayor que la que se observa en el vecino del norte.

Empero, la aplicación de esos medicamentos tienen consecuencias o secuelas que sus creadores --los grandes laboratorios, que son consorcios trasnacionales-- lisa y llanamente no imaginaron.

Y esas consecuencias o secuelas son las siguientes: estos medicamentos son utilizados por poderes fácticos --que abruman, dominan y usurpan el poder formal-- para fines de control social.

Antójase sueño de una noche de verano sexenal de Vicente Fox --y, pensaríase, también de Felipe Calderón-- la existencia de medios de control social para que nadie discrepe ni proteste ni reclame.

Y, por añadidura, parece asimismo sueño que ese medio de control social no sea el Estado ni Televisa --ni los demás medios difusores: radio e impresos-- ni la Iglesia (ni la religión). Ni el futbol.

Y eso que ese deporte --¿deporte? ¡Negocio!-- tiene un equivalente moral y un alcance equiparable al de una religión. El gobierno hace propaganda, inclusive, con grotescas metáforas futboleras.


II

Bueno, ni siquiera tiene ese poder el simbolismo guadalupano que, aquí, en México, es una religión organizada --para negocios, por supuesto-- dentro de otra religión organizada, la católica.

Y esta, como bien es sabidísimo y documentado con prolijidad, también es un negocio y, en eso, uno muy grande, grandísimo, por pingûe. Que los obispos, arzobispos y sus socios --cómplices-- laicos.

Tampoco las fuerzas coactivas del poder --como la Policía Federal Preventiva-- ni el Ejército ni la ideología dominante, la de la corrupción y el pragamatismo a ultranza ni la doble moral.

No. Ese control social es la consecuencia de la dispensa de una pildorilla que, emblemática, condensa en su pequeña forma un poder insospechado, increíble, casi mágico: el Ritalín.

Pero, ¿qué es el Ritalín? ¿Es acaso como el Prozac, tan prescrito en México que hasta nuestro Presidente de la República lo consume para ser controlado, dígase, por otros y no por sí mismo?

El componente central de Ritalín es un metilfenidato que se receta a personas --niños, por lo general-- que padecen de trastornos de déficit de atención con hiperactividad. Así se les mantiene quietos.

Y quietos quedan. Pero esa quietud es artificial. Y beneficia sobre todo a madres y padres de familia, a no pocos maestros y, desde luego, a la sociedad en general. Subsumen también la energía para discrepar.


III

¿Discrepar? ¡Por supuesto! De eso trata: de que no discrepen. De conformar desde la infancia una sociedad de adultos que no interroguen, no cuestionen, no duden, no se opongan ni chisten al orden establecido.

Una sociedad conformista, anuente, sin inquietudes, que sólo consuma y consuma y consuma bienes y servicios --incluidos los del espíritu-- y cuya identidad se sustente sobre ese consumismo.

Una sociedad, que acepte pasivamente lo que, en su nombre y supuestamente para protegerla, la tiene encadenada y manumisa. En esa sociedad, los que discrepan son vistos como anormales.

Una sociedad que cuyos individuos piensen todos lo mismo, que no vean desigualdades, injusticias e iniquidades o que, por si acaso las ven, las justifiquen en términos de inevitabilidad moral y cultural, sin identificar causales.

Una sociedad, pensaríase, que carezca de conciencia social, cívica o política e incluso moral o, si acaso, estuviere ésta mellada o dormida en la medida que cada uno de sus individuos, o la inmensa mayoría de éstos, no la tuviese.

Una sociedad en la que preguntar por qué fuere un delito ético o, tal vez, dicho sin exagerar, un acción tipificada como violación a las leyes que mereciere punición por parte del poder y escarnio de los demás miembros de la comunidad.

¿Ese es el México que deseamos los mexicanos para nosotros mismos y nuestros hijos? La dispensa casi indiscriminada de Ritalín a los habitantes jóvenes de este país para reducir su potencial de desarrllo así lo indicaría.


ffernandezp@diariolibertad.org.mx

Glosario:

Ritalin: marca comercial del metilfenidato, llamado también "estimulante paradojico" por calmar a personas agitadasw. Fue descubierto --o inventado-- en los cuarenta y aoturoizado su uso por la Drugo Enmforcement Administration (DEA). Hoy el 90 por ciento de la producción mundial del fármaco es consunmido en América del Norte (Canadá, Estados Unidos y México).

Metilfenidato: en química, radical hipotético combinado.





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