I
Fue un yerro colosal, a nuestro ver, la decisión del Estado mexicano y su gobierno --el que todavía preside Vicente Fox-- haber realizado acciones paramilitares, policiacas y militares para "reconquistar" Oaxaca.
La premisa sobre la cual se sustentó esa operación fue --todavía es-- descomunalmente falsa. Fue una demostración trágica de que el Estado mexicano y el gobierno que lo representa subestiman a la política.
Y esa subestimación tiene génesis identificada: la ineptitud para hacer política, la cual bien pudiere ser secuela de la eclosión de una vena autoritaria en personeros cerriles del gobierno que preside el señor Fox.
Dicho de otro jaez, en esa irreprimida proclividad a la intolerancia, esos personeros cerriles --desde el presidente Fox hasta el más humilde de sus secretarios de despacho-- se muestra que éstos no saben hacer política.
Por ello, las premisas de la lógica foxista tienen cortedades de origen. Esas cortedades devienen de un entramado de la cultura del poder tal como la registra la gran derecha ideológica.
La gran derecha deforma su percepción del poder. Su primera reacción --su primera intención-- suele ser la de golpear, de allí su vocación golpeadora --o golpista-- para acallar voces disidentes y cercenar voluntades opuestas.
Secuencialmente, el silogismo que resulta de esa concatenación de premisas es espurio. En una democracia los conflictos de cualesquier naturalezas se resuelven privilegiando la política.
II
La política es una herramienta única, muy eficaz y, por ello, valiosísima, en la búsqueda de buena fe de desenlaces a conflictos. Pero su eficacia depende de la habilidad de quien la usa.
Añadiríase que ese enser --el de la política-- exige una aplicación inteligente, con sensibilidad filigranera e imaginación recursiva y con una comprensión estratégica de las dimensiones del objetivo a lograr.
Y a la medición estratégica de esas dimensiones del objetivo --dígase, un conflicto social y político-- debe agregarse la comprensión de los componentes y el contexto de aquél. No es tarea fácil.
Pero tampoco imposible. De hecho, la aplicación de la herramienta de la política adquiere el atributo añadido de facilitadora. La política facilita probada y demostradamente la consecución de objetivos.
¿Por qué fue una acción de Estado esa enfermizamente concebida y diseñada y aplicada operación? Porque el jefe del Estado mexicano, el Presidente Fox, actuó para subsanar, según su registro de la realidad, un yerro del Senado.
Así, a un yerro --sin duda garrafal-- del Poder Legislativo se sumó otro, el del Poder Ejecutivo, el de la ocupación, por la fuerza, de Oaxaca. Ambos equívocos han contribuido a agudizar un conflicto social solucionable.
Este aserto es un verismo. El conflicto social pudo haber sido resuelto políticamente, con visión de estadista, la cual exige indispensablemente buscar soluciones y desenlaces con arreglo a los imperativos de la política.
III
No ha sido así. Y éstos dos errores políticos son yerros de la antipolítica. Por ello, esos desvíos son muy graves, pues ignora la dialéctica de la represión. La represión contra el pueblo es, bajo cualesquier racionalidades --incluyendo la de la razón de Estado-- contraria al interés de todos. Contra el pueblo, decían los asambleistas franceses, nadie tiene razón. Cierto.
La racionalidad del poder puede sustentarse sobre tesis jurídicas impecables y sobre percepciones culturales del ejercicio del poder o sobre imperativos de defensa de intereses creados, ideológicos o económicos.
Tampoco tendrá el poder --formal o fáctico-- la razón política, como se nos ofrece en un diorama, la intervención coactiva violenta del Estado mexicano en Oaxaca, cuyo pueblo sólo exigía justicia. Pero eso es precisamente lo que le hereda. Un país en insurgencia.
Para el pueblo, esa justicia se representa en la salidad de un gobernante sin representatividad social como Ulises Ruiz Ortiz, impopular por añadidura y asaz arbitrario y extremadamente venal.
El Estado represor desestimó que esas demandas se formulaban pacíficamente, con arreglo a un derecho constitucional. Y pedía el pueblo la intervención del Estado mexicano, sin hacerse justicia por mano propia.
La represión ha convocado simpatía e incluso apoyos en todo el país. Don Vicente le heredará a don Felipe no un país sin conflictos sociales, sino con éstos muy acrecentados. La herencia al señor Calderón está marcada.
Y es marca --cual maldición-- es la de la inestabilidad y su gemela, la ingobernabilidad. Don Felipe, quien carece de oficio político y no ha dado apostura de estadista, es un presidente elegido mediante fraude.
El Presidente Fox podrá aducir, por supuesto, que es su deber entregarse a su sucesor, en diciembre próximo, un país sin conflictos sociales. Por su carencia de sentido político le hereda un país en insurgencia.
ffernandezp@prodigy.net.mx
Glosario:
Apostura: muestra. Mostrar postura.
Concatenación: unir o enlazar unas cosas con otras.
Disidentes: discrepantes.
Eclosión: brote, manifestación, aparición súbita de un movimiento cultural o de otro fenómeno histórico, psicológico, etc.
Enser: herramienta, instrumento, trasto.
Espurio: falso.