I
Gústenos a no a muchos mexicanos, la realidad social y política de México exhibe insoslayable sus componentes y las consecuencias de la interacción de éstos.
Estamos en los prolegómenos de un proceso social y político que no se había visto desde el ocaso del porfiriato y a raíz del cuartelazo de Victoriano Huerta, a saber:
Por un lado, la movilización social inspirada bajo una filosofía de resistencia civil a lo que millones de mexicanos consideran un agravio de la plutocracia a sus intereses
Y, por otro lado, además de resistir civilmente por la vía pacífica y legal los zarpazos y dentelladas del poder plutocrático, la movilización social hoy no tiene prelación.
Una fase adicional es la de que esa movilización social no es la respuesta a un liderato unipersonal, sino al revés. Los segmentos representativos del pueblo escogen a su líder
Son esos segmentos los que se han organizado, por lo cual no es exagerado ni hiperbólico decir que es el pueblo el que organiza por sí mismo la defensa de sus intereses propios.
Y la presencia de esos segmentos representativos del conjunto de capas, estratos y clases sociales le otorga a la movilización social un cariz genuinamente popular.
La movilización social se expresa con el concurso activo y y la concurrencia directa y participativa de por lo menos un milón de personas en actos públicos de resistencia civil
II
Así, aunque un millón de personas --por lo menos, reitérese-- conforma el 1 por ciento del total de habitantes y el 1.3 por ciento de ciudadanos, no dejan de impactar.
Pero ese millón --por lo menos, subráyese-- es una muestra fiel del espectro social de México. Esa fidelidad obsérvase en su composición proporcional: la mayoría es de pobres.
Y pobre es el pueblo de México, en gradación variopinta de marginación, carencias y desesperanza, ya sea en el umbral de la pobreza o ya traspuesto esa entrada o más allá.
Al nutrimento resistidor --activo, ciertamente-- de la movilización social identificamos una variante gemela, de carácter reivindicatoria. Se exigen cambios de calidad.
Y ello define la movilización social como revolucionaria o anticipadora de una fase que la sociología llama época de revolución social, distinta de revolución propiamente.
Una época de revolución social es una etapa de transición entre el momento en que las fuerzas productivas materiales de la sociedad chocan con las relaciones de producción.
Es, pues, un compas, un interregno. Antonio Gramsci lo definió alguna vez como el periodo que media entre algo que no acaba de morir y algo que no acaba de nacer. Así estamos.
Lo que no acaba de morir es el poder plutocrático y la forma de organización económica y política desigual, injusta e inicua. Y lo que no acaba de nacer lucha por establecerse.
III
Lo que no acaba de nacer está ya en las calles y plazas públicas, resistiendo los pataleos y estertores de lo que no acaba de morir, escondido tras policías y soldados.
La historia nos dice que cuando el poder está en las calles, nada lo detiene. Se impone. Triunfa. El poder popular rompe los muros de la legalidad simulada.
En esa transición estamos todos los mexicanos, de una u otra modalidad. Todos. No somos ni estamos ajenos, aunque querramos, a ese proceso telúrico de muerte y nacimiento.
Independientemente de que si esos prolegómenos describen los inicios un proceso revolucionario o no, lo que sí adviértese objetivamente es lo siguiente:
1) El poder --bajo su definición deontológica y epistemológica-- está hoy, en estos momentos, en la calle, y no en los cenáculos de la plutocracia.
2) Ese poder --que es, a nuestro ver, una potestad popular-- es atizado, precisamente, por sus propios enemigos, la plutocracia, que actúa opuesta al interés del pueblo.
Es la hora del pueblo. Es el grito del pueblo lanzado justo en el instante mismo de la hora histórica. La historia llama a todos los mexicanos, aunque discrepemos entre sí.
Los mexicanos que "estamos bien" --satisfechos, pasivos, temerosos de los cambios y opuestos a éstos-- no debemos aceptar que otros estén mal, sobre todo si éstos son la mayoría.
faustofeles1@yahoo.com.mx
http://www.diariolibertad.org.mx
http://elgritodelpueblo.blogspot.comGlosario:
Deontológica: relativo o pertenececiente a la deontología. Ciencia o tratado de los deberes.
Epistemológica: perteneciente o relativo a la epistemología. Doctrina de los fundamentos y métodos del conocimiento científico.
Interregno: espacio de tiempo en que un Estado no tiene soberano.
Plutocracia: gobierno de los ricos.
Prolegómeno: tratado que se pone al principio de una obra o escrito, para establecer los fundamentos generales de la materia que se ha de tratar después.
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Infiernillo
Sonríe...
Por Faustófeles
Sonríe, mexicano, sonríe:
te encarecieron tortilla,
luz y leche y vas a trilla.
¡aguanta! Fox es el que ríe.
Editorialito
Definición de Violencia
Por Edi Torcito
En la multitudinaria unción de Andrés Manuel López Obrador como Presidente Legítimo de México abundaron las expresiones del sentir popular, ora de palabra --a viva voz, cantada a coro, inclusive--, ora en carteles y pancartas, muchas de ellas improvisadas. En esas expresiones esplendió de modalidad variopinta la esencia de la filosofía popular y su actitud ante lo que millones de mexicanos consideran que fue un despojo electoral de la voluntad ciudadana. La vocación por la síntesis y el sincretismo se derramó por la plaza --el zócalo-- y las calles adyacentes, atestadas de hombres y mujeres y niños que asistían a una fiesta cívica: la defensa de los derechos de la ciudadanía a constituirse en gobierno de pares o gobierno popular. En la salida de la estación Allende del metro, por la avenida Cinco de Mayo, alguien escribió en una pancarta una definición elocuentísima de violencia: "¿Quién es más violento, el que que roba una elección presidencial o el que la defiende?"
Esta definición resumía, precisamente, la racionalidad misma de las movilizaciones sociales a favor del voto y contra la imposición de un Presidente de la República mediante argucias
leguleyas y transvestimos pseudojurídicos, como los que realizó el Tribuna Electoral del Poder Judicial de la Federación para validar la elección del 2 de julio y declarar a Felipe Calderón Presidente Electo. La definición proyecta una cosmovisión popular de lo que debe ser la justicia.