I La depredación cínicamente ostensible de los activos fijos y potenciales --prospectivos-- de la empresa paraestatal Petróleos Mexicanos sugiere indagaciones reflexivas acerca de los motivos de ese triscamiento y saqueo de la riqueza patrimonial de México.
No son pocos los mexicanos que no se explican las causales motivacionales de la conducta de quienes, en el ejercicio del poder --el formal y el fáctico-- se han dado a la inmoral práctica de triscar y saquear el patrimonio de todos nosotros.
Cierto es, triscar y saquear con particular alegría y entusiasmo los tesauros patrimoniales de los mexicanos todos --los de hoy y de los que vendrán, nuestros hijos y nietos-- tiene varias modalidades, pero una, sobre todo, es la que predomina.
Esa modalidad es la ceder a unos cuantos particulares mexicanos y extranjeros y en posición de poder el usufructo de los bienes de la nación y despojar a ésta, bajo guisas falaces y sofisteras y socaliñas asaz perversas, de lo que le es propio.
Por supuesto, abundan las explicaciones acerca de los móviles de quienes perpetran ese triscamiento y tal saqueo, de sus cómplices intelectuales y materiales y sus asociados en el poder.
Esa conducta tiene una agravante monstruosa: la impunidad.
Una de explicaciones para elucidar las motivaciones de los triscadores y saqueadores se asienta sobre las premisas y silogismos, la cultura y la dialéctica de la corrupción, tanto moral como ética y, no se diga, material.
II Y es que ese triscamiento y saqueo --fueren éstos delictivos con arreglo a los imperativos reales o inferidos del marco jurídico prevaleciente, o fueren condonados por la filosofía de dicho entorno legal-- es comportamiento antisocial.
Así es. Triscar --morder aquí y allá y tirar tarascadas-- y saquear al país atenta contra los intereses cde todos, los de la colectividad, los de la sociedad entera y, ergo, los del pueblo de México, que es una noción conceptual más amplia.
La explicación a ese comporamiento antisocial del poder formal y fáctico --que se suele fundirse en uno, como lo exhibe la inserción del español Juan Camino Mouriño en el aparejo político decisorio del gobierno-- es la prevalecencia de la corrupción.
Sí. Ello es vero, pero ¿por qué existe y persiste y se reproduce, fortalece y consolida la corrupción en el ejercicio del poder político o económico o incluso el social y el cultural en México? ¿Herencia de los conquistadores? ¿De los aztecas?
Ésto nos lleva de porrazo al tema de la idiosincrasia del mexicano y los vectores causales históricos de ésta. Podríase señalar a conquistadores y aztecas como los progenitores de esa idiosincrasia, pero esa es una exégesis obvia y simplista.
El fenómeno de la corrupción como idiosincrasia social es asaz complejo y es consecuencia de un proceso evolucitivo --un "continuum", como lo identifica la sociología-- que trasciende lo colectivo y se asienta y circunscribe al ejercicio del poder.
III Por sus manifestaciones culturales, la corrupción es parte inherente de la idiosincrasia del poder o, a fuer precisorio, del poder formal/fáctico. Por definición, el poder es corrupto: para citar a Lord Acton, el poder absoluto es absolutamente corrupto.
En México, el poder formal es absoluto, pues los mecanismos de contrapesos y vigilancia constitucionales son un convencionalismo formalista. El poder formal no es sólo el que representa el gobierno, sino el Estado mexicano todo.
Y, como secuela, es un estado de derecho a modo. Triscan y saquean al país en gradación variopinta desde el Presidente de la República --de Facto hoy-- hasta el más nimio de los ediles, pasando por gobernadores, diputados y fiscales y jueces.
Trátase no de hurtar lo ajeno cual malandrín que actúa impulsado por la oportunidad ocasional, sino de una cultura de la conspiración de clase --de élite-- para hacerse del patrimonio material y/o moral y cultural de otras clases sociales.
Ello nos enuncia que existe un abismo insondable --un divorcio-- entre la moral y la política, entendida ésta como método de ejercer el poder formal o fáctico. No en vano persiste la convicción generalizada de que la política carece de moral.
Y es que la ética de las ideologías políticas y las teorías económicas y las acciones que en nombre de ellas se realizan es dudosa. Cítese a Borja: dicha ética está vinculada al "para quien se gobierna" o a favor de quién formula en poder sus propuestas.
ffponte@gmail.com Glosario:
Acton, Lord John Dalberg: filósofo e historiador germano-inglés (1834-1902). Desarrolló teorías acerca de la relación entre la historia, la religión y la libertad. Fue considerado uno de los pensadores más sabios de su época.
Borja, Rodrigo: pensador, sociólogo, tratadista de ciencia política y político ecuatoriano. Fue Presidente de la República del Ecuador (1988-1992).
Conspiración de clase: concepto de cierta escuela de la filosofía de la historia que establece que la clase social dominante conspira permanentemene contra las clases dominadas, para hacer prevalecer los intereses de aquella sobre los de las otras.
Malandrín: maligno, perverso, bellaco, delincuente.