I La reunión en territorio canadiense de los mandatarios de Canadá, Estados Unidos y México, que concluirá hoy, tiene una miríada variopinta de significados coyunturales o de fondo.
Los significados coyunturalee son, desde luego, como su calificativo lo define, de momento, a corto plazo, útiles, si acaso, para abultar con triunfalismos espurios un informe de gobierno.
Y, presumiblemente, así ocurrirá. El titular de facto del Poder Ejecutivo federal, Felipe Calderón, exaltará los acuerdos --"cocinados" previamente-- que suscribirán hoy los mandatarios norteamericanos.
Esos acuerdos son, en lo formal, acerca de una miríada de asuntos que van desde la competividad global, seguridad de alimentos y productos hasta la administración de energéticos, entre otros.
Y esos otros son: desarrollar los recursos sustentables, seguridad fronteriza y la emigración de mexicanos a EU y Canadá y formas de mejorar al Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
II Todos esos temas --incluido el de cómo mejorar el TLCAN-- tienen un común denominador o, por mejor decirlo, un agente cohesionador: la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de la América del Norte.
EL ASPAN es sólo un mecanismo entre gobiernos que, a diferencia de un tratado, es un instrumento protocolario entre Estados; es decir, ratificado por las instancias legislativas de los Estados.
Empero, el ASPAN es, como el TLCAN, una herramienta de dominio y, ergo, de control del gobierno más poderoso, el estadunidense, sobre los otros dos, el canadiense y el mexicano.
Tal vez por esa cualidad cohesionadora para fines de dominio y control del gobierno estadunidense sobre los otros, el citado Acuerdo vincula disímiles: seguridad con prosperidad. Es artilugio.
Y artilugio imperial, añadiríamos. La vinculación entre seguridad --
v.gr., la guerra al terrorismo internacional, guisa para para que EU domine al Medio Oriente-- y prosperidad antójase artificiosa.
III ¿Por qué? A nuestro ver, el ASPAN es un artificio para colocarle candados a las pesadas puertas que mantienen secuestrados a los gobiernos canadiense y mexicano y sometidos a los designios estadunidenses.
Esos designios van en función de los intereses de la seguridad nacional del Estado tal como la entiende el Presidente Bush, cuya demencia lo ha llevado a decir que Dios le ordenó invadir Irak.
Por lo que atañe a México --Canadá tendría más espacio de maniobra estratégica--, la meta de EU es cercar y reducir nuestra capacidad de albedrío político actual y futuro. Las razones son obvias.
El TLCAN y el ASPAN son enseres para una anexión de facto, sin necesidad de tener anuencias y venias de jurisdicción constitucional de EU y México. Es un atajo anexionista que el señor Bush ha tomado.
Si el señor Calderón sabe o sospecha de tales intenciones es de espeluzno. Y si no lo sabe ni lo sospecha, es igual de conturbador y preocupante. Alguien tiene que decírselo a don Felipe.
ffponte@gmail.com
Glosario:
Albedrío: capacidad de actuación que tiene el hombre, basada en la reflexión y en la libertad de elección.
Anexionista: de los verbos anexar y anexionar. Incorporación o unión de una cosa a otra de la que depende. Referido especialmente a un territorio, anexarlo o incorporarlo a otro.
Anuencias: permiso patra la realización de algo. Consentimiento.
Disímiles: diferentes, que no se parecen o que son distintos.
Espeluzno: del verbo espeluznar. Espantar o causar horror. Adjetivo: espeluznante.
