I Las visitas, primero de Néstor Kirchner, Presidente de Argentina, y luego, de Inácio Lula da Silva, Presidente de Brasil, tienen un profundo significado para los gobiernos de los tres países de Nuestra América.
Hágase la precisión de que al referirnos a Nuestra América aludimos a los países y pueblos continentales e insulares de la América indo, afro e ibérica, históricamente sometidos a potencias coloniales y neocoloniales.
Esos pueblos se desasieron en el siglo XIX de las ataduras de España y Portugal, pero fueron objeto de las ambiciones imperiales de Francia, Inglaterra y Holanda y Estados Unidos hasta fines de esa centuria.
En el siglo siguiente --el XX--, Nuestra América padeció dos tipos de necolonialismo: el interno, el de las oligarquías y las plutocracias locales, y el externo, el de EU, con filosofías sofisteras.
Ese dominio estadunidense aun persiste, aunque los presidentes Kirchner y Lula, así como sus homólogos Hugo Chávez, de Venezuela, y Evo Morales, de Bolivia, tratan de quitarse ese yugo imperialita.
II Dicho de otro jaez: los gobernates de los países citados están empeñados en la búsqueda y consecución de una segunda independencia --la primera, en el siglo antepasado--, aunque estos afanes son pacíficos.
Cierto. Las luchas de independencia de los países de Nuestra América fueron guerras largas y muy sangrientas. Las luchas de independencia actuales tienen otra modalidad, aunque no dejan de ser violentas.
Y, por violentas, trágicas. Pero la violencia deviene de la potencia neocolonial (EU) y sus aliados y cómplices locales --las oligarquías y las plutocraias--, notoriamente evidente en México.
A diferencia del siglo XIX, las luchas de independencia de Argentina, Bolivia, Brasil y Venezuela --y en menor grado, Ecuador-- son libradas no con cañones ni en batallas, sino por la vía cívica y política.
Así, por mayorías incontrovertibles --sin fraudes electorales, como en México-- los gobernantes de esos países fueron ungidos por mandatos populares muy claros: recobrar patrimonios y soberanías.
III Mientras eso ocurre en Nuestra América --las luchas por la segunda independencia, ésta vez con respecto de EU--, en México el Estado se asume cada vez más sometido a los interees estadunidenses.
Ello es obvio. La economía mexicana --la novena en el mundo, presume ufano el gobierno-- es apéndice de a de EU-- ha crecido a un promedio anual de poco menos del dos por ciento en las últimas décadas.
Esa dependencia se ha traducido en mayor pobreza y miseria --300 mil nuevo pobres cada año-- y en desempleo, incertidumbre económica y social y descontento. Su secuela es la ingobernabilidad. Hay descontento armado.
En Asia, Europa y Nuestra América no se ve a México como un país independiente y soberano, sino como un virtual protectorado de EU, renuente a sumarse a las luchas independentistas del sur.
Por ello, la insistencia de los presidentes Kirchner y Lula de invitar a México a mirar hacia el sur. Pero es de temerse que esos exhortos sean incomprendidos por el señor Calderón.
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Glosario:
Oligarquías: conjuntos de algunos poderosos negociantes que e aúnan para que todos los negocios dependan de su arbitrio. Gobierno de pocos y de la misma clae social.
Plutocracias: gobiernos de los ricos.