I La economía de México es dominada por la de Estados Unidos y, ergo, dependiente de ésta mediante una gama variopinta de mecanismos diseñados precisamente para ejercer una hegemonía de peculiaridades imperiales. Ese es el imperialismo estadunidense.
Algunos de esos mecanismos de dominio y, por tanto, control, son el Tratado de Libre Comercio de la América del Norte, el cual ningún signatario --EU, México y Canadá-- puede denunciar formalmente y proponer modificarlo por considerarlo lesivo.
El TLCAN le permite a la economía mas fuerte de la región, la de EU, dominar de tal manera a la má débil y subdesarrollada, la de México, que nuestro país se ha convertido para todos los efectos prácticos en una provincia estadunidense.
Así, por ministerio del LCAN el Estado mexicano ha cedido casi todas sus potestades constitucionales en materia de rectoría de la economía, incluyendo un aspecto tan fundamental --por estratégica-- como es el de la planificación económica.
Esa cesión ha ido unilateral --desde el sexenio de Miguel de la Madrid-- y a favor del sector privado, el cual, por lo que toca al de México, ha sido aborbido por consorcios trasnacionales de EU en primer lugar y de España en segundo.
II Los conorcios trasnacionales estadunidenses, españoles y de como Inglaterra, Japón, Sudcorea, Alemania, etcétera, tienen un denominador común: influyen decisoriamente en la formulación de las políticas en el Estado en sus respectivos países.
El caso estadunidense es arquetípico: el Estado estadunidense, por medio de u gobierno, diseña y aplica sus políticas de relaciones con otros Estados, como el mexicano, para favorecer los intereses de los consorcios trasnacionales de su país.
Y en ese sentido, el TLCAN ha sido muy efectivo para los intereses de los consorcios trasnacionales que el Estado estadunidense representa. Esos intereses dominan la banca y las finanzas mexicana, así como la industria y el mercado interno.
Sin embargo, existe otro mecanismo de dominación tan eficiente que es el que determina la natura leza y las modalidades de la macroeconomía y la forma de la organización económica prevaleciente en México: el Fondo Monetario Internacional.
El FMI es, en realidad, una especia de suprabanco central mundial,aunque su esfera de acción es el conjunto de paìses cuyas economías están subdesarrolladas o, por usar el eufemismo del propio Fondo, "son países en vías de desarrollo".
III Uno de esos países en vías de desarrollo --aunque también se le llama de "economía emergente"-- es México, en donde el FMI campea sin restricción alguna, pues le impone e incluso dicta al Estado mexicano los criterios de la política macroeconómica.
Ello le explicaría al caro leyente las razones por las cuales Agustín Carstens es el secretario del despacho de Hacienda y Crédito Publico del Presidente de la República, Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón.
El secretario Carstens fue funcionario de altísima jerarquía del FMI. Esta institución, para garantizar que sus criterios se apliquen al pie de la letra, hizo posible que el señor Calderón lo designase para el cargo. Es el agente del Fondo en México.
Señálense dos puntos que son, a nuestro ver, asaz importantes: uno, que la mayoría de los miembros del FMI son países subdesarrollados; y dos, que el Fondo vive de los altísimos intereses leoninos que cobra por sus préstamos.
Y el Estado mexicano es uno de los países son mayor endeudamiento con el FMI, lo cual lo obliga a aplicar políticas macroeconómicas draconianas y asegurarse el cobro de los intereses de esa deuda.
Esas políticas se han traducido en mayor pobreza y en la aparición de indicadores de ingobernabilidad: movimientos populares de resistencia civil pacìfica yarmada, guerra entre las organizaciones deducada al narcotráfico, etcétera.
ffponte@gmail.com Glosario:
Ingobernabilidad: que el gobierno no gobierna.
Macroeconómica: de macroeconomía. Enfoque de la economía global de un país, con base en los grandes agregados nacionales, resultante de la suma de las operaciones efectuadas por los agentes económicos en sus diferentes campos de acción.
