I La tragedia que estruja y agobia a los habitantes del bello estado de Tabasco y enluta a México ofrece a los mexicanos y a los tabasqueños mismos un espectro variopinto de moralejas insoslayables.
Y unas de esas moralejas de la tragedia --tal vez las principales y las de mayor elocuencia-- son las de que confirman, una vez más, la corrupción e ineptitud de los personeros gubernamentales.
Trátase, desde luego, de los personeros de los gobiernos federal y locales --de los estados adheridos a la Federación y municipales--. Esa corrupción es impune. No se castiga.
En la misma vena, otras moralejas de dramática obviedad son la desconfianza que esos personeros --políicos y burócratas y empresarios de varia laya-- inspiran en la ciudadanía de nuestro país.
Esa desconfianza inhibe en gran medida las nobles inclinaciones y empeños solidarios de los mexicanos, pues existe certeza de que la ayuda en dinero o en especie a los damnificados no llegará a su destino.
II O llegará muy disminuida, desviándose hacia los bolsillos de políticos, burócratas y empresarios porciones importantes del dinero y los bienes --alimentos, medicinas, agua, etétetra-- acopiados.
Así ha ocurrido siempre no sólo en México, sino también en casi todo el mundo. Esas conductas de oportunismo criminal e irresponsabilidad social son documentadas una y otra vez. Es idiosicrática.
La experiencia humana le da carácter de verismo a esa conducta depredadora, carroñera, ventajosa y alevosa, mezquina, egoista e insolidaria y, por añadidura, cínica. Los aprovechados son conocidos.
Y es que el pueblo damnificado mismo y la ciudadanía solidaria suelen señalar con flamígero índice a los aprovechados de la largueza de los mexicanos para auxiliarse unos a otros.
Y es que la experiencia histórica al respecto es ya un acervo enorme que se ha aposentado en la psique colectiva. Hoy es Tabasco, pero ayer fue Veracruz y, antes, Chiapas, y muchos otros estados.
III Ello se vio con nitidez durante el sismo de 1985 en nuestra capital. No fueron pocos los políticos, burócratas y empresarios que se enriquecieron con vileza de la solidaridad nacional e internacional.
Por ello, contrasta notablemente que la un grueso segmento de la ciudadanía haya optado por hacer de Andrés Manuel López Obrador el conducto confiable para hacerle llegar la ayuda a los tabasqueños.
Ese es, a nuestro ver, un indicador que nos dice mucho. Millones de mexicanos confían en el señor López Obrador y no en el gobierno federal o de Tabasco ni en los banqueros para entregar la ayuda.
En éstos momentos de tragedia --y de crisis social en Tabasco, con una secuela que, supondríase, puede ser nacional--, el gobierno federal y el local exhiben su carencia de autoridad moral e ineptitud.
¿Por qué el gobierno federal no echa mano de los 71 mil millones de dólares en sus reservas? ¿O del Fondo de Emergencia? ¿Dónde están los mexicanos que son escandalosamente ricos? ¿Carlos Slim?
ffponte@gmail.com Glosario:
Acervo: conjunto de bienes y valores. Distinto de acerbo.
Acopiados: del verbo acopiar.
Crisis social: en ciencia política, crisis en la sociedad y en sus instituciones, incluyendo las del poder político o del gobierno.
Flamígero: de flama. Que proyecta una flama.
Idiosincrática: de idiosincrasia.
Moralejas: lección o enseñanza provechosas.
Psique colectiva: la mente de cada uno de los miembros de un conglomerado social.
Vileza: de vil.