I Há días, en plática acerca del periodismo en México a postores en un postgrado en comunicación, éste escribidor trajo a cuento el nombre de Othón Salazar, personaje de nuestra historia ocurrente.
La mención, dígase que contextualizada, de don Othón concitó la curiosidad de no pocos en esa aula universitaria. Las preguntas de los interesados y las respuestas se sucedieron por horas.
Señálese que éste personaje fue mencionado al describir y calificar éste escribidor la difusión que los periódicos impresos y hertzianos le han dado en medio siglo a las luchas sociales en México.
Ese medio siglo --exactamente 56 años, o casi seis décadas-- es el lapso de ejercicio profesional de éste escribidor. En ese período, pues, la cobertura periodística ha sido deficiente.
Esa difusión ha sido, documentadamente, manipulada --amañada, distorsionada, descontextualizada-- o lisa y llanamente omitida o silenciada. Eso es lo visto por éste escribidor.
Así, el grueso de los destinatarios de contenidos de los medios difusores es ignaro acerca de esas luchas sociales. Empero, han habido excepciones: en Excélsior de 1968 a 1976.
II A las luchas de la sociedad, para la sociedad y por la sociedad --el pueblo, pues-- y, por ende, los luchadores sociales, se les ha exhibido en los medios difusores como delincuentes.
Delincuentes, precísese, en su gama más amplia de modalidades: desde ladrones hasta terroristas y enemigos del Estado. Sus avatares eran --y lo son todavía, en el calderonato-- materia de nota roja.
Esos avatares son los de la represión brutal, por feroz, del poder formal (al servicio de poderes fácticos) y sus secuelas --secuestros, desapariciones, cárcel, tortura, etcétera--.
Ésta digresión en la plática de posgrado devino en algo preocupante: ninguno de esos posgraduantes --periodistas profesionales algunos-- sabía de las matanzas de 1968 y 1971 y la "guerra sucia".
Tampoco sabían acerca de desapariciones ni de presos políticos previamente a 1968 y 1971 ni del golpe que dio Carlos Salinas en 1988 para asumir el poder ni de los 900 muertos del PRD en el salinato.
III Hace unos días --el sábado 17 de mayo-- don Othón cumplió 84 años de azarosa existencia, gran parte de ella como luchador social por el bienestar de los mexicanos, en particular los maestros.
La descripción de nuestro personaje en párrafos atrás es una síntesis que bien podría identificarlo con fidelidad objetiva, pero no le hace justicia cabal a la magnitud y trascendencia de su legado.
Ese legado es ejemplar, por impecable y congruente con su formación ideológica y sus convicciones políticas. Es un legado de lucha social sin desaliento por la democracia verdadera.
Y pese a ello, don othón vive enfermo y en el mayor desamparo --sin pensión y sin seguridad social alguna-- y no siempre le es dable obtener o recibir auxilio solidario o apoyos de compañeros y amigos.
Esta ironía tan macabra --que afecta a alguien que tanto le ha dado a México, a la democracia y la defensa de los intereses populares-- tiene moralejas conturbadoras. La memoria histórica es obliterada.
Mas esa obliteración es inducida por los dueños de México, los personeros del poder real y sus operadores --como Elba Esther Gordillo--. Pero proseguiremos el tema en la entrega de mañana.
ffponte@gmail.com Glosario:
Dable: posible o permitido.
Democracia verdadera: en ciertas escuelas de la ciencia política, forma de organización política en la que el poder es compartido por todos los sectores sociales. Poder popular.
Guerra sucia: período así conocido de 1971 a 1976 (algunos historiadores lo extienden a 1980) durante el cual el Ejército y la policía y cuerpos paramilitares y parapoliciacos del gobierno presidido por Luis Echeverría desapareció a cientos de estudiantes, entre ellos a Jesús Piedra Ibarra, hijo de la luchadora social Rosario Ibarra.
Obliterada: del verbo anular, tachar, borrar, obstruir, cerrarun conducto o una cavidad. Poder real: en términos de sociología política, los dueños y operadores del dinero en el mundo, emblematizados en los grandes consorcios trasnacionales.