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Preludios

Fausto Fernándezx Ponte

23 de junio de 2006



I

En 1906, los trabajadores de las minas y textiles en varias regiones de México sufrían, como en 2006, represión brutal al demandar condiciones laborales justas.

En ese mismo año, también los campesinos sufrían represión, al igual que en 2006, al demandar que el Estado --cuyo jefe era Porfirio Díaz-- impidiese despojos de tierras.

En tal año, los maestros en Oaxaca y, luego, en Puebla y otros estados de la República, se lanzaron como en 2006 a las calles en protesta por sus magras condiciones laborales.

En 1906, el gobierno pensaba que mejorar las condiciones de vida de los mexicanos era un signo de debilidad del poder ante el pueblo, al que debía servir. Igual que hoy.

En cambio, los personeros del poder se servían a sí mismos y a sus intereses de grupo, de facción o personales. Como hoy. Y como por hoy, asimismo, había impunidad y cinismo.

Y arrogancia y soberbia y prepotencia. La corrupción era rampante, cual ocurre escandalosamente por estos días, como hoy. El caso de Felipe Calderón es emblemático.

En el poder no se privilegiaba el diálogo. Se señalaba a priori a los luchadores sociales como revoltosos sin causa vera. Se les acusaba de beneficiar intereses personales.

Se repite la conducta hoy. El gobierno de Díaz daba garrotazos como respuesta y solución a las inquietudes sociales. Exactamente como lo hace el gobierno foxista.

II

Se utilizaba la ley para doblegar y acallar, mediante eliminación física, a disidencias y discrepanetes, activos en la arenga o en el proselitismo para encender conciencias.

No pocas veces se aplicó la censura extrema. De hecho, aplicar la censura extrema --la muerte-- era la norma en 1906. Dramáticamente, parece serlo también hoy.

Cierto. En 1906, los científicos en el gobierno y cuyos equivalentes hoy son el de los tecnócratas, diseñaban y aplicaban políticas ajenas a la realidad social de México.

Pero hace un siglo, los científicos --como hoy los tecnócratas-- consideraban ultraje al poder que el pueblo protestara y exigiera al Estado cumplir con sus obligaciones.

Hace cien años, en el gobierno se pensaba que todos estábamos contentos porque, desde el poder, la pobreza eran un mito genial. Como en el sexenio de Carlos Salinas.

Y, de hecho, el Presidente Díaz se veía a sí mismo como un benefactor de los mexicanos, quienes debían expresarle eterno agradecimiento. Como se ve a sí mismo Vicente Fox.

El gobierno utilizó en 1906 --como hoy-- a burócratas y a ciertos grupos rurales para enfrentar a mineros, maestros y a los atenquenses --campesinos-- de ese entonces.

Y utilizó los medios de difusión para desacreditar los movimientos sociales y justificar ante la opinión pública sus políticas represivas. Lo mismo ocurre hoy.

III

Las tácticas fallaron en esa ocasión, como esta fracasando en 2006, no obstante los aviesos empeños de los Ulises Ruiz y los Carlos Abascal y la complicidad de los medios difusores.

Pero nada podía calmar en 1906 las ansias reivindicatorias de los mexicanos. Y nada parece calmarlas hoy, en 2006. Existe una agitación social. La sociedad está conturbada.

En 1906, al gobierno le preocupaba sobremanera llegar sin conflictos sociales a la celebración del primer centenario del Grito de Independencia lanzado por Miguel Hidalgo.

Hoy, el gobierno parece empeñado en que el segundo centenario del Grito y el primero del inicio de la Revolución Mexicana sean celebrados en un entorno de falsa paz social.

Y es que, como ocurre en este 2006, en 1906 al gobierno le preocupaba también que el proceso electoral le fuese favorable al propio Díaz o a su candidato y a su partido.

Así, México padecía los estrujos asfixiantes de una acusada agitación social de carácter político. La inmensa mayoría de los habitantes estaba muy descontenta.

En 1906, los precursores de la Revolución Mexicana estaban muy activos, preludiando lo que vendría. Hoy adviértense los mismos barruntos revolucionarios. El pueblo no aguanta más.

Ese enorme descontento del pueblo de México que se expresaba políticamente tenía por alfaguara la desigualdad económica, la injusticia social y la iniquidad del poder.

El poder era en 1906 no muy distinto del de 2006: una élite --la de Los 300 y algunos más que popularizó la prensa de la época-- concentraba el ingreso y la riqueza de México.

ffernandezp@prodigy.net.mx

Glosario:

Arenga: discurso pronunciado para enardecer los ánimos.
Avieso: torcido, fuera de regla.


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