I
Decíamos ayer aquí enuna entrega bajo el mismo título que la empresa del Estado Petróleos Mexicanos padece una crisis severísima y que ella emblematiza, cual síndrome fiel, la crisis del poder formal.
Ese poder formal es el estatal. El Estado mexicano sólo conserva para sí, tras la cesión unilateral --inconstitucional-- de potestades, sólo facultades coactivas: militar, policiaca y tributaria. No más.
Ello lo ha convertido en un Estado fascistoide y, como tal, sin vocación para la planificación económica estratégica ni mucho menos la social. Es un Estado reactivo. Lo vocacional es el garrote. Represión.
Los móviles subyacentes de esa cesión unilateral --sin consultarle siquiera al pueblo de México-- ocurrida en el lapso de una generación (desde 1982) se han traducido en traición a México.
Tales móviles son ideológicos y expeditivos y de conveniencia política --carencia de visión de Estado e ignorancia supina de la historia--, mas sobre todo crematísticos.
¿Qué indujo a Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y, hoy, Felipe Calderón, a ceder los bártulos de la soberanía del Estado --Pemex-- a intereses privados trasnacionales?
La respuesta bien pudiere localizarse en cobardía, la corrupción y la complicidad de esos presidentes, quienes demostraron, a la luz de la historia, estar al servicio no de México, sino de EU.
II
Decíamos también que esa crisis es estructural y superestructural no sólo de Pemex, sino del poder formal y, en ese ámbito de logicidad, del Estado mexicano. No sorprendería confirmar cierto verismo ominoso.
Ese verismo ominoso es el de que la crisis también es societal. La sociedad mexicana, socavados sus mecanismos históricos de inmunidad contra acosos a la identidad nacional, vive en enajenación.
Más volvamos a Pemex. La crisis tiene evidencia elocuente en un hecho insoslayable: siendo --como es-- la empresa petrolera más rentable del mundo está en virtual quiebra.
Esa quiebra es transversal: técnica, financiera, jurídica, moral y ética e identitaria inclusive. No está al servicio de sus dueños --los mexicanos-- ni la patria, sino al servicio de Estados Unidos.
Pemex es una empresa entrampada en sus propias contradicciones internas y en las de su contexto --el de su inserción institucional, jurídica y en los hechos-- y botín de una mafia perversamente voraz.
Y la trampa consiste precisamente en que el propio Estado trata, no sin desesperación obvia, de mejorar la circunstancia financiera actual de Pemex para consolidar un objetivo viciado: exportar más crudo.
Lo viciado de esa meta es la de crear infraestructuras que le permitan a la paraestatal hallar más petróleo --aumentar las reservas probadas-- para exportar más y más, obsesivamente, a EU.
Y es que siendo tan rentable, Pemex no dispone de un sólo centavo --de peso o de dólar estadunidense-- para a mpliar sus reservas. ¡Qué ironía tan macabra! ¿Broma de la proverbial Katrina mexicana?
III
¿Exportar más hasta agotar las reservas probadas que son, según información fehaciente, para nueve años y medio, cuando en 1982 teníamos para 55 años? ¡Qué aberración! ¡Qué ineptitud! ¡Qué traición!
Entrampada así Pemex, la mafia --personeros del Estado mexicano empeñados en consolidar la dependencia de la empresa con respecto a los del gobierno de EU-- busca alianzas con quienes se pueda.
No sólo eso. El Poder Legislativo --cómplice por nesciente omisión o por aviesa comisión-- apréstase a decretar un régimen de empresa privada para Pemex, al estilo, dígase, de la trasnacional Shell.
Pero éstos son atajos muy peligrosos. Y reflejan --si no es que representan-- la mentalidad antimexicana de quienes conducen, por decirlo de alguna manera eufemística, al Estado mexicano.
Pemex no beneficia a México, sino a la mafia mexicana/trasnacional de EU. Dilapidado el patrimonio de la empresa y perdida su mística --servir a México-- la mafia está desesperada. Allí la crisis.
ffponte@gmail.comGlosario:
Eufemística: de eufemismo. Palabra o expresión suave con la que se sustituye otra que se considera violenta, malsonante o grosera.
Expeditivo: rapidez para darle salida a un asunto sin detenerse en los inconvenientes.
Mafia: organización criminal, clandestina o no, que impone su propia ley formalmente o de facto.
Mística: expresión literaria de alguna experiencia intensa de carácter misional.
Nesciente: de nesciencia. Ignorancia.