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Los 15 Millones de AMLO (II)
Fausto Fernández Ponte


I A las misivas, vía Internet, que nos envió la cara leyente Carlota Guerrero González se han sumado tres mas, todas insultantes y, lo que es peor, anònimas, lo cual habla de cobardía de sus autores y carencia de valor personal y civil. No merecen cortesías.

Y la cortesía es la respuesta que aquí damos puntualmente a doña Carlota, cuyas opiniones son muy respetables aunque discrepemos de ellas e inclusive las consideremos fuera de la realidad si medidas y sopesadas bajo los prismas de la lógica.

Y es que doña Caroota exhibe, en su epístola, indicios de una percepción muy generalizada entre aquellos que votaron por Felipe del Sagrado Corazón de Jesùs Calderón el 2 de julio del año pasado. Esa percepción es axial en el discurso panista.

Esa percepción es la de que aquellos --como éste escribidor-- que ejercemos nuestro derecho constitucional a expresar ideas y, así facultados, a explicar hechos y sucedidos que tienen que ver con la forma cómo se aplica el poder.

Y como explicadores de cómo se ejerce el poder, muchos periodistas --como éste escribidor, reitérese-- identificamos los componentes visibles (o percibidos) de un contexto dado. Ese contexto es, desde luego, sociopolítico principalmente.

Ese contexto, no huelga señalarlo, también tiene componentes de otra naturaleza, siendo ésta la relativa a la cultura política y la cultura del poder, que son vectores diferentes y con su propia dialéctica, aunque a veces se yuxtaponen.

II La motivación de un periodista profesional es ajena a partidarismos o simpatìas personales hacia personajes de poder. Si Andrés Manuel López Obrador fuese Presidente Constitucional, éste escribidor sería uno de sus críticos màs severos. El señor López Obrador es sólo un abanderado de aquellos quienes votaron por èl y, tal vez, por inferencia y subrogación, de muchos otros que sin haber votado a su favor se identifican en mayor o menor grado con el sentir de sus partidarios.

Ello nos lleva al tema de la composición del voto calderonista y del voto lópezobradorista: aquél --el voto para don Felipe del Sagrado Corazón de Jesùs-- acusa uniformidad sociocultural; éste, el de don ndrés Manuel--, diversidad social y cultural.

Esta es una opinión historicista, doña Carlota. Adviértese una mayor y más intensa diversidad y pluralidad en la composición del conglomerado de votantes lópezobradoristas que en los votantes calderonistas; éstos se rigen por los valores de la clase media.

Lo contradictorio --y, a nuestro ver, grave-- es que esos valores se extienden a estratos de la sociedad que ya no son de las clases medias, por la depauperaciòn y proletarización de éstas o, paradójicamente, por anhelos de movilidad clasista.

Mas volvamos a las normas éticas de los periodistas. Estas, empero, no son óbice para muchas personas que ejercen este oficio bajo guisas mercenarias. Muchos colegas están al servicio de intereses creados, incluso los de la Presidencia de la República.

III Sirva lo dicho como contexto para informarle a doña Carlota que éste escribidor no conoce al señor López Obrador y no tiene, por tanto, cercanía con su entorno. Tampoco existe proximidad con el gobierno del Distrito Federal o su titular, Marcelo Ebrard.

Tocante al concepto y definición de democracia argumentado por doña Carlota --se elige al que obtenga más votos, aunque sean pocos--, esa noción es, a nuestro ver, antidemocrática,pues excluye a las mayorías.

En nuestro caso, esas mayorías son los 57 millones de mexicanos que no votaron por don Felipe del Sagrado Corazón de Jesùs o se abstuvieron de votar por las razones que fueren. El señor Calderón no fue elegido por la mayoría del total de mexicanos.

Este aserto nos lleva a inquirinos acerca de nuestra forma de organización política y la naturaleza verdadera de la democracia. Esa forma no es democrática, sino lo opuesto. Es una simulación sustentada sobre pilares de formalismos jurìdicos rígidos.

La realidad --nuestra realidad sociopolítica y, sobre todo, socicultural-- demuestra cada día que nuestra forma de organización política no es participativa, sino elitista. Democracia para unos cuantos; antidemocracia para las mayorías.

Lo aberrante, doña Carlota, es que nuestra forma de organización polìticva es antidemocrática a ultranza --sofistera, recursiva, leguleya, tramposa-- nada menos que en nombre de la democracia. ¡Qué monstruosidad!

ffponte@gmail.com
Glosario:
Axial: fundamental, pivotal, relativo a un eje.
Historicista: método científico para identificar la realidad humana con arreglo a su historicidad o condición histórica.
Ultranza: a muerte, a todo trance, resueltamente.
Vectores: de vector. Agente de influencia o contagio.
Yuxtaponen: de yuxtaponer. Poner algojunto a otra cosa inmediata.



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