Fobaproa 2/2
Fausto Fernández Ponte
6 de junio de 2006
I
El caro leyente Francisco Pérez Romero, quien nos lee en el Distrito Federal, nos escribe: "Acerca del rescate (o fraude) bancario es poco lo que entendemos los mexicanos".
Y añade: "Es un asunto de por sí tan complejo y tan enredado que al menos para mí y mis amigos y conocidos y colegas de profesión resulta casi imposible desentrañarlo".
Señala: "Algunos políticos, como Andrés Manuel López Obrador y otros, nos presentan al Fondo Bancario de Protección al Ahorro como un atentado a la nación...
"Y los analistas de asuntos de política y economía como usted y otros contribuyen aun más a aumentar la confusión acerca de lo que parece ser una enorme irregularidad...
"A muchos de sus caros leyentes, como usted nos llama, nos gustaría que nos explicara de la manera más sencilla por qué el Fobaproa es un crimen de lesa patria".
A la solicitud del señor Pérez Romero --que será atendida por este escribidor-- se suma la del caro leyente Pedro Díaz Chiquini, quien nos lee también en el Distrito Federal.
El señor Díaz Chiquini escribe: "Leí su texto del Fobaproa en Diario Libertad (www.diariolibertad.org.mx) y aunque me queda claro que es un brutal robo a la nación, tengo dudas".
Nos dice: "Esas dudas (me supongo que las tenemos muchos) son acerca del mecanismo, o sea la forma, cómo se cometió ese agravio a los mexicanos. ¿Podría usted explicármelo?"
II
Antes de dar una respuesta lo más sencilla posible señálese que este megafraude fue un delito aviesamente alambicado, precisamente para que quede impune.
Simplifiquemos didácticamente: usted tiene un ahorro modesto en un banco, quien lo vende a otros como créditos líquidos o al consumo, obteniendo enormes ganancias.
Ese ahorro está garantizado por el Estado, de modo que si el banco lo utiliza erróneamente --por ineptitud o por deshonestidad--, usted no perderá lo ahorrado.
El banco utiliza esos ahorros suyos para financiar diversas actividades e incluso las del propio gobierno, cobrando por ello intereses muy altos.
Así, el banco tiene y utiliza para fines lucrativos recursos que no son propios, los cuales dispensa con arreglo a criterios cuya aplicación no siempre es transparente
Mas resulta que ese ahorro suyo es aprovechado para sí por los dueños de bancos, empresarios amigos o socios de éstos, burócratas bancarios, funcionarios del gobierno y políticos.
Pero, ¿cómo aprovecharon para sí esos personajes el dinero suyo? Mediante operaciones financieras diversas muy irregulares, sin requisitos ni garantías apropiadas.
Si usted, ahorrador, solicita al banco utilizar sus propios ahorros bajo cualquier modalidad financiera, le exigirá requisitos y garantías draconianas y leoninas.
III
Y para que los banqueros, empresarios, hombres públicos y políticos que usaron esos ahorros suyos deshonestamente no pagaran lo robado, el gobierno creó el Fobaproa.
El fobaproa fue un mecanismo ideado e instrumentado por el Presidente Ernesto Zedillo y su secretarios del despacho de Hacienda, Guillermo Ortiz y José Angel Gurría, y otros.
Mediante ese mecanismo, quienes se robaron el dinero del ahorrador fueron perdonados y no devolvieron lo robado, más de un millón de millones de pesos.
Los beneficiados del Fobaproa se quedaron con mucho dinero (vastas fortunas en liquidez y valores), negocios, edificios, etcétera. Además, sus propios ahorros no sufrieron pérdida.
Entonces, ¿quién paga por lo robado? Lo estamos pagando ya todos los mexicanos --incluyendo los ahorradores-- pues el gobierno convirtió lo robado en deuda pública.
¿Y cómo convirtieron ese saqueo en deuda pública? Mediante el concurso de legisladores como Felipe Calderón, creando el Instituto de Protección al Ahorro Bancario.
De esa guisa, el saqueo quedó impune. Ese billón de millones de pesos se esfumó, aunque sábense bien los nombres y apellidos de quienes se quedaron con tales dineros.
ffernandezp@proddiy.net.mx
Glosario:
Alambicado: agudo, perspicaz.
Aviesa: torcido, fuera de regla.
Leonina: ventajoso para una sola de las partes.