El Plan de El Peje
Fausto Fernández Ponte
1 de junio de 2006
I
Andrés Manuel López Obrador, el abanderado de una alianza de varios partidos políticos de la vertiente ideológica tibia del centroizquierda, divulgó hace poco su plan económico.
Conocer este plan económico, al margen de sus méritos y deméritos, es importante dada la enorme posibilidad de que el señor López Obrador sea elegido Presidente en unas semanas.
Presumiríase que ese plan sería la base teórica del diseño y aplicación de las políticas de un gobierno lópezobradorista en materia de economía en su sentido amplio.
Esas políticas reflejarían en general la orientación ideológica del gobierno que presidiría don Andrés Manuel. Pero un reflejo fiel se vería en el presupuesto de egresos.
Cabría señalar que en México, la economía es una forma de organización --o modelo económico-- se ha mal distinguido desde su implantación en 1982 por su inviabilidad social.
Esa inviabilidad de la forma prevaleciente de organización económica se muestra, no sin elocuencia, en el crecimiento dramático de la desigualdad, la injusticia y la iniquidad.
Esas son expresiones de una brutal violencia económica que se emblematiza en el desempleo creciente, el achicamiento de los mercados laborales, la emigración y la delincuencia.
Y secuela lacerante de la prevalecencia forzada --mediante la violencia económica precisamente-- es crecimiento terriblemente espectacular de las gradaciones de la pobreza.
II
Menciónese que en la divulgación del plan --a cargo del asesor principal en materia económica del candidato, Rogelio Ramírez de la O-- no se ofrecieron detalles exhaustivos.
Cierto. El plan, tal como fue presentado y se esperaba, se caracterizó por generalidades. No movió, pues, a sorpresa. Y, de hecho, pareció ser un programa con metas modestas.
Ese plan --que presumiblemente instrumentaría como Presidente de la República-- es, a nuestro ver, una variante recursiva y austera y tal vez honesta de más de lo mismo.
¿Por qué es, pensamos, un plan de más de lo mismo, no distinto de los otros candidatos a la Presidencia y de los mandatarios de los últimos 24 años?
Reconózcase que en el Plan de don Andrés Manuel han sido incorporados enunciados de solidaridad social, orientada, en particular, al segmento de mayor edad de la sociedad.
Ese segmento es, no huelga decirlo, uno de los más vulnerables, estigmatizado y discriminado por la propia idiosincrasia laboral y víctima de una cultura de prejuicios.
Vero. Ese segmento de personas mayores comparte vulnerabilidad con los indígenas --unos 12 millones de mexicanos-- y, desde luego, con otros grupos y gremios.
Un grupo --que es, a la vez, gremio-- asaz vulnerable es el de los campesinos y habitantes de las periferias de las manchas urbanas, en su inmensa mayoría jóvenes.
III
Pero volvamos al plan del señor López Obrador: su deficiencia y cortedad más notoria es que preconiza la búsqueda de metas dentro de un esquema obsoleto y rebasado.
Y ese esquema es la forma actual de organización económica, de capital, mercado y consumo. Estos componentes son opuestos, por definición, al interés social.
Este modelo económico es movido por una realidad aberrante, la de la desregulación salvaje de las relaciones de producción y fuerzas productivas en el entorno mexicano.
Esos poderes desregulados tienen un colmo: la conducción y planificación de la economía no es, en los hechos, desde hace sexenios, potestad del Estado, sino de aquellos.
Así es. Es potestad de los poderes económicos fácticos, representados en los grandes consorcios trasnacionales y mexicanos. El plan de don Andrés Manuel nació minusválido.
¿Por qué? Porque el plan del señor López Obrador debe resultar de un análisis sin prejuicios ideológicos y políticos de los componentes de la realidad.
Son las condiciones --nos lo dice la historia-- las que dan la soluciones de los problemas. Y las condiciones son tan extremas que exigen soluciones equivalentes. Con valentía.
ffernandezp@prodigy.net.mx
Glosario:
Asaz: bastante, harto, muy Estigma: afrenta, mala fama.