I Como antojaríase obvio y, por ello, redundante, el presidencialismo es el cúmulo de fundamentos y peculiaridades del régimen presidencial en que el Presidente es simultáneamente jefe del Estado y jefe del Gobierno.
Así, el Presidente reúne en su investidura tanto los poderes representativos de su primera cualidad --la de jefe del Estado-- como los de carácter político de la segunda --jefe del Gobierno--. Esa dicotomía no siempre se traduce en funcionalidad.
Cierto es que esa dicotomía convierte al Presidente en el centro pivotal de la actividad política del Estado y eje de la cultura misma del poder formal. Estas características son comunes en los regímene llamados o considerados presidencialitas.
Bajo esa condición, el Presidente es, en los hechos, un monarca casi absoluto, infalible y, por lo mismo, sus decisiones suelen ser indiscutibles e inapelables. El presidencialismo permite potestades metaconstitucionales, si no es que ilegales.
En el México de otrora, el presidencialismo justificó conductas asaz aberrantes de autoritarismo y arbitrariedad no ólo del propio Presidente de la República, sino de sus secretarios de despacho y sus familiares y allegados y afines y partiquinos.
II En el caso mexicano, el presidencialismo incurrió en monstruosidades acuciosamente documentadas: represión sistémica --como las ediciones sexenales de guerra sucia-- y la institución del fingimiento e hipocresía democrática. Su divisa era simullar.
Pero el presidencialismo --que habría tenido, en su momento, una razón de ser con arreglo a la experiencia histórica de México-- se degradó y devino en ente obsoleto por la ineptitud, venalidad, ignorancia y entreguismo de los propios presidentes.
El hito cronológico de la degradación, desgaste e irrelevancia del presidencialismo se sitúa en el sexenio de Miguel de la Madrid, aunque su sucesor, Carlos Salinas, le imprimió a la institución un efímero viso de metaconstitucionalidad poderdante.
Pero fue en el sexenio de Erneste Zedillo donde el presidencialimo sufrió acotaciones notorias y decisivas, pues el Poder Legislativo le redujo a éste su metaconstitucionalidad. Con Vicente Fox el presidencialimo fue declarado fallecido.
En los sexenios de los señores De la Madrid y Zedillo, el Poder Legilativo dió los primeros pasos, trastabillantes e inciertos --sin rumbo-- y sin proponérselo, hacia un parlamentarismo que bien recogería una nueva realidad polìtica.
III En éste sexenio --del que ha transcurrido sólo nueve meses--, adviértense indicios, a nuestro ver claros, de que Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón aspira, si no es que pretende en los hechos, instaurar un nuevo presidencialismo. A modo.
Sin abundar en esos indicios, menciónese, por ejemplo, el uso político de las Fuerzas Armadas por parte del señor Calderón para prevalecer por encima de su condición de Presidente de Facto y su espuriedad como mandatario. Hay, por añadidura, otros indicios.
Los incidentes en el entorno del I Informe --la lectura abreviada del documento en un acto solemne en Palacio Nacional-- apuntan hacia esa pretensión: actuaciones por encima del Poder Legislativo y/o al margen de éste. Es una pugna de poder.
Pero don Felipe desestima, en esa aparente pretensión de instaurar un nuevo presidencialismo, la realidad sociopolítica de México, la que enterró a ese régimen de ucases bajo simulación de una democracia: la creciente pluralidad ideológica y política.
Esa pluralidad representa y conforma un verismo abrumador --por insoslayable-- cuya mera existencia es, por sí sola, un agente social de presión política sobre los detentadores del poder formal. Ignorar esa realidad es arrogancia y miopía.
Mas para compensar esa carencia de representatividad, el atajo es la reivindicación del presidencialimo: el ejercicio omnímodo del poder formal, el de la coacción y la violencia legal, el de las armas contra discrepantes y disidentes activos.
ffponte@gmail.com Glosario:
Dicotomìa:partición, dualidad.División en dos partes, Bifurcación.
Funcionalidad: calidad de funcional. Que funciona.
Ucasas: plural dee ucase. Decreto injusto.