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Las Reformas
Fauto Fernández Ponte


I Es obvio, a nuestro ver, que las reformas constitucionales en materias electoral y fiscal tienen por móviles la consecución de beneficio político y, diríase también, crematístico --monetario--, para las élites del poder corruptas y recursivas.

Esas reformas son, por ello, expresión de la cultura correspondiente y atañedera. Los móviles definen la naturaleza de dichas reformas que se exhiben, a plenitud, ajenas al interés del pueblo de México y de la ciudadanía, al interés social, pues.

Despulpemos, a seguidas, estos tópicos. Véase, primero, lo de la reforma electoral, cuyos logros, si bien se emblematizan en la acotación del papel arbitral de facto representado por los medios de difusión radioeléctrica, se nos muestran como una simulación:

Cierto es que la difusión pagada de acciones de proselitismo paraelectoral y electoral se hará en los tiempos oficiales del Estado, controlados por el Instituto Federal Electoral, pero también es cierto que existen atajos.

Uno de esos atajos es la ausencia de mecanismos auditores y contralores del IFE en el uso y destino de los dineros asignados a los partidos políticos. Esos recursos podrán ser ejercidos a discreción, incluyendo las modalidades de compra de sufragios.

II Esto nos lleva a la cuestión central --toral-- del proceso electoral, más allá de la tesis de que el dinero público o privado influye en el desenlace de los comicios mediante la difusión pagada a favor o en contra de candiudatos y partidos.

La cuestión central no es, precisamente, cómo los medios difusores que usan, concesionariamente, un bien propiedad de la nación como es el espectro radioeléctrico, infuyen en elecciones, sino cómo se cometen fraudes en urnas y cómputos y en tribunales.

En efecto. En la reforma electoral no se establecen mecanismos para impedir fraudes electorales --como el del 2 de julio del 2006-- ni su tipificación perentoria y las sanciones acreedoras y/o aplicables a los casos especìficos.

Tampoco se establecen mecanismos para evitar transvestismos en las premisas y silogismos de los fallos del Tribunal Electroral del Poder Judicial de la Federación, como los de agosto de 2006 que invistieron al ciudadano Calderón Presidente de Facto.

La reforma electoral consolida lo que conócese coloquialmente como partidocracia. Los partidos dispondrán de recursos líquidos en generosa suficiencia y no tendrán que rendir cuentas. Y sólo ellos postularán candidatos. No hay candidaturas independientes.

III Otras formas de democracia participativa son francamente ignoradas en la reforma. Tampoco existen vías para revocar mandatos a gobernantes ineptos y/o bribones. Es una reforma a modo de las élites para perpetuarse, precisamente, en el poder.

Y acerca de la reforma fiscal, un análisis a fondo de sus causales llevaría a concluir que es una socaliña para exaccionar aun más al contribuyente y, en un sentido más perverso, a esos segmentos marginados de la población, que conforman mayoría.

El aumento disfrazado de impuestos --el gasolinazo, por ejemplo-- generará 117 mil millones de pesos que se ejercerán en monstruoso dispendio en el gasto corriente del Estado. La alternativa práctica de austeridad ni siquiera se planteó.

Ambas reformas no son manifestaciones de avance hacia la concreción del ideal democrático --que es un anhelo caro del puebo de México--, sino lo opuesto: retroceso hacia la antidemocracia bajo atuendos falsos, sofistas y aparentes.

Las élites del poder ahondan y extienden más sus raigones y multiplican sus efectos, a costa de los intereses de la ciudadanía, la cual agravian con cinismo e impunidad. Las élites sólo usan aviesamente y abusan del pueblo.

ffponte@gmail.com
Glosario:
Invistieron: del verbo investir: Dar imnvestidura a alguien.
Raigones: raíces.
Socaliña: engaño. Truco. Ardid.

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EPR: Asunto de Estado
Fausto Fernández Ponte

I Las acciones recientes del Ejército Popular Revolucionario --destrucción de infraestructura estratégica-- para presionar al gobierno a localizar a dos de sus miembros secuestrados y/o desaparecidos fue convertido por éste en un asunto de Estado.

Sitúese este asunto en la perpectiva correcta. Los eperristas aludidos son Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Cruz Sánchez, secuestrados y/o desaparecidos en mayo pretérito en Oaxaca por sicarios que sospéchanse son de una instancia del poder formal.

Empero, el gobierno afirma no haberlos secuestrado y/o desaparecido ni tenerlos en sus mazmorras, lo cual, si cierta, esa afirmación sugiere interrogantes adicionales de catadura ominosa: ¿fue acaso un poder fáctico el secuestrador?

Y si fue así, ¿cuántos poderes se han dividido entre sí el territorio nacional y repartido ámbitos y cotos políticos y coactivos e incluso atribuido y ejercido potestades que tipifican sin duda alguna la comisión de delitos graves?

II Otra interrogante secuencial: ¿tiene capacidad real de gobernanza efectiva el gobierno que encabeza el Presidente de Facto, Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón, o comparte potestades normativas y coactivas con poderes fácticos?

Y más: ¿Sabría el gobierno del mandatario de facto aceptar públicamente que los eperristas Reyes Amaya y Cruz Sánchez están en su poder o, caso opuesto, en manos de poderes fácticos sobre los cuales aquèl no tiene ningún tipo de control o influencia?

¿O sabría aceptar públicamente y ante el EPR la posible situación verdadera de los eperristas, que sería la de desaparecidos fíicamente, es decir, muertos por torturas o asesinados después de extraerles información de inteligencia?

El propio Procurador General de la República --un funcionario del Estado aunque su investidura responda más a los imperativos de la agenda del Poder Ejecutivo-- definió al EPR como una organización terrorista; es decir, sus actos causan terror.

III Al darle esa connotación al EPR y su quehacer político-militar, el Poder Ejecutivo optó por la vía más compleja, difícil y costosa, en vez de aceptar una responsabilidad implícita o explícita en el secuestro y la desaparición de los eperristas.

Cierto. En vez de usar a los eperristas como moneda de cambio para, una, desactivar la racionalidad político-militar del EPR y cercarlo políticamente, y otra, concitar apoyo popular real contra futuras acciones de la citada organización guerrillera.

Lo explícito de esa responsablidad presunta del gobierno sería si el secuestro y la desaparición de Reyes Amaya y Cruz Sánchez hubieren sido de la autoría del calderonismo. Lo implícito sería por omisión: el gobierno como espectador pasivo.

De cualesquier maneras, el calderonismo no privolegia las rutas políticas para prevalecer. Es obvio que el secuestro/desaparición de Reyes Amaya y Cruz Sánchez tiene un móvil: extraerles información de inteligencia acerca del EPR.

El secuestro/desaparición/asesinato de los eperristas apunta al Centro de Investigaciones y Seguridad Nacional. Extraida que húbose --supondríase que mediante torturas-- la información de inteligencia, ambos eperristas fueron prescindibles.

ffponte@gmail.com
Glosario:
Explícito: que expresa clara y deterninantemente una cosa. Intencionado. Palmario.
Implícito: incluido en otra cosa sin que ésta lo exprese. Tácito. Vortual.
Sobreentendido.
Prescindibles: del verbo prescindir: abtenerse, privarse de algo. De aquello de que se puede prescindir o hacer abstracción.

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Desempleo y Educación

Fausto Fernández Ponte


I El Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática nos informa que el desempleo en México ha acusado niveles de espeluzno, pues es casi el 4 por ciento del total de la población económicamente activa (PEA) carece de empleo.

También nos informa el INEGI que dos tercios del total de desempleados carece de escolaridad formal más allá de la secundaria o, dicho eufemísticamente, "tiene estudios por debajo del bachillerato", según la jerga del INEGI.

Nos informa, asimismo, que la tasa de desempleo del total de jóvenes que se incorporan cada año al mercado laboral es del 6.3 por ciento. De esos jóvenes, la inmensa mayoría carece de educación superior formal y, por tanto, de alguna profesión.

En igual vena, el INEGI nos informa que la mitad de la PEA --unos 42 millones de personas-- carece de empleo formal o está subempleada o desempleada o tiene algún empleo ocasional --de un día o dos o más-- y no registra, por tanto, ingreso seguro.

¿Qué nos dicen esas estadisticas? Nos dicen, para empezar, que la situación socioeconómica de Mèxico no es como nos la describe el Presidente de Facto, Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón, en su muy reciente primer (des)informe de gobierno.

II Nos dice lo opuesto a las descripciones sonrosadas de don Felipe: que la forma de organización económica prevaleciente en México desde el sexenio de Miguel de la Madrid (1982-88) ha resultado socialmente inviable. No funciona para el pueblo.

No obtante esa inviabilidad, el señor Calderón se refirió a los muy supuestos grandes logros en materia de crecimiento de la economía y la creación de miles y miles de nuevos empleos en sólo nueve meses de su gestión como Presidente de Facto.

Lo cierto, in embargo, es lo opuesto: cada año, unas 300 mil familias de estratos sociales de medianía --las clases medias, pues-- trasponen el umbral de la pobreza, con arreglo a las estadísticas del mismo INEGI. Esas familias se proletarizan.

No se duda que el señor Calderón nos esté diciendo la verdad, pero es "su" verdad, no la que deviene del registro objetivo de la insoslayable realidad. No se duda, tampoco, que se hayan creado nuevos empleos, pero a la vez han desaparecido muchos más.

Y tampoco se duda que la economía está creciendo, como afirmó don Felipe un par de veces en Palacio Nacional el pasado 2 de septiembre. Pero es verismo abrumadoramente elocuente que la economía no se esta desarrollando. Hay estancamiento.

III No hay, pues, desarrollo económico, pero tampoco hay desarrollo social y, a nuestro modo de ver las cosas de México, el desenvolvimiento político deja mucho qué desear, pues se sustenta sobre la filosofía de la simulación denocrática.

Y prueba evidente de ello es, obviamente, la espuriedad de don Felipe como titular del Poder Ejecutivo, posición a la que accedió bajo las tristísimas y, por ello, patéticas circunstancias que todos conocemos del fraude electoral.

Don Felipe fue ungido Presidente de Facto por sus patrocinadores --los que se benefician de la prevalecencia de la forma de organización económica actual-- precisamente para mantener el statu quo detectado y descrito por el INEGI.

Esto nos lleva al vínculo dialéctico entre la educación y el desempleo. La relación entre una y otro adviértese desarticulada, si no es que fracturada. La secuela trágica de esa ruptura es que los derechos de los mexicanos se conculcan desde el poder mismo.

Hablamos de dos derechos fundamentales: el derecho a la educación y el derecho al trabajo, garantizados --así es-- por la Constitución. Pero el Poder Ejecutivo, reponsable de hacer valer esos derechos, tiene otras prioridades: preservar el statu quo.

ffponte@gmail.com
Glosario:
Desarrollo económico: la justa distribución del crecimiento de de la procutividad. Tiene que ver con la calidad de vida de la comunidad.
Desarrollo político: es parte del desarrollo económico y social. Tiene que ver con el grado de bienestar y seguridad de la sociedad.
Espeluzno: espeluznante.
Estancamiento: fase del ciclo económico capitalista --también llamada depresión-- en la cual hay prácticamente un detenimiento general de las actividades económicas.
Statu quo: estatus. Estado de cosas. Situación actusal.




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Nuevo Presidencialismo

Fauto Fernández Ponte


I Como antojaríase obvio y, por ello, redundante, el presidencialismo es el cúmulo de fundamentos y peculiaridades del régimen presidencial en que el Presidente es simultáneamente jefe del Estado y jefe del Gobierno.

Así, el Presidente reúne en su investidura tanto los poderes representativos de su primera cualidad --la de jefe del Estado-- como los de carácter político de la segunda --jefe del Gobierno--. Esa dicotomía no siempre se traduce en funcionalidad.

Cierto es que esa dicotomía convierte al Presidente en el centro pivotal de la actividad política del Estado y eje de la cultura misma del poder formal. Estas características son comunes en los regímene llamados o considerados presidencialitas.

Bajo esa condición, el Presidente es, en los hechos, un monarca casi absoluto, infalible y, por lo mismo, sus decisiones suelen ser indiscutibles e inapelables. El presidencialismo permite potestades metaconstitucionales, si no es que ilegales.

En el México de otrora, el presidencialismo justificó conductas asaz aberrantes de autoritarismo y arbitrariedad no ólo del propio Presidente de la República, sino de sus secretarios de despacho y sus familiares y allegados y afines y partiquinos.

II En el caso mexicano, el presidencialismo incurrió en monstruosidades acuciosamente documentadas: represión sistémica --como las ediciones sexenales de guerra sucia-- y la institución del fingimiento e hipocresía democrática. Su divisa era simullar.

Pero el presidencialismo --que habría tenido, en su momento, una razón de ser con arreglo a la experiencia histórica de México-- se degradó y devino en ente obsoleto por la ineptitud, venalidad, ignorancia y entreguismo de los propios presidentes.

El hito cronológico de la degradación, desgaste e irrelevancia del presidencialismo se sitúa en el sexenio de Miguel de la Madrid, aunque su sucesor, Carlos Salinas, le imprimió a la institución un efímero viso de metaconstitucionalidad poderdante.

Pero fue en el sexenio de Erneste Zedillo donde el presidencialimo sufrió acotaciones notorias y decisivas, pues el Poder Legislativo le redujo a éste su metaconstitucionalidad. Con Vicente Fox el presidencialimo fue declarado fallecido.

En los sexenios de los señores De la Madrid y Zedillo, el Poder Legilativo dió los primeros pasos, trastabillantes e inciertos --sin rumbo-- y sin proponérselo, hacia un parlamentarismo que bien recogería una nueva realidad polìtica.

III En éste sexenio --del que ha transcurrido sólo nueve meses--, adviértense indicios, a nuestro ver claros, de que Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón aspira, si no es que pretende en los hechos, instaurar un nuevo presidencialismo. A modo.

Sin abundar en esos indicios, menciónese, por ejemplo, el uso político de las Fuerzas Armadas por parte del señor Calderón para prevalecer por encima de su condición de Presidente de Facto y su espuriedad como mandatario. Hay, por añadidura, otros indicios.

Los incidentes en el entorno del I Informe --la lectura abreviada del documento en un acto solemne en Palacio Nacional-- apuntan hacia esa pretensión: actuaciones por encima del Poder Legislativo y/o al margen de éste. Es una pugna de poder.

Pero don Felipe desestima, en esa aparente pretensión de instaurar un nuevo presidencialismo, la realidad sociopolítica de México, la que enterró a ese régimen de ucases bajo simulación de una democracia: la creciente pluralidad ideológica y política.

Esa pluralidad representa y conforma un verismo abrumador --por insoslayable-- cuya mera existencia es, por sí sola, un agente social de presión política sobre los detentadores del poder formal. Ignorar esa realidad es arrogancia y miopía.

Mas para compensar esa carencia de representatividad, el atajo es la reivindicación del presidencialimo: el ejercicio omnímodo del poder formal, el de la coacción y la violencia legal, el de las armas contra discrepantes y disidentes activos.

ffponte@gmail.com
Glosario:
Dicotomìa:partición, dualidad.División en dos partes, Bifurcación.
Funcionalidad: calidad de funcional. Que funciona.
Ucasas: plural dee ucase. Decreto injusto.


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