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La Fórmula


Fausto Fernández Ponte
12 de mayo de 2006


I

No parecen ser pocos los electores, en particular los de las clases sociales medias, que siéntense confundidos con respecto a la decisión que tomarán el próximo 2 de julio.

Despulpemos este teorema y, así, identifiquemos sus componentes definiendo el concepto clases sociales medias y el comportamiento cívico y político de éstas.

Tambièn es importante definir los componentes la naturaleza de la confusión en la ciudadanía que, a nuestro modo de ver las cosas, es una realidad insoslayable.

En igual vena, identifiquemos, aunque fuese de modo general, las causales reales y aparentes de esta confusión que adviértese objetivamente en nuestro electorado.

Esa confusión se manifiesta, por un lado, en las dudas acerca de por quiénes votar para elegir Presidente de la República, diputados y senadores. No sabemos razonar el voto.

Y, por otro lado, esa confusión descorre los velos que suelen ocultar --o, al menos disfrazar-- los imperativos culturales de clase. Denotan nuestros defectos sociales.

Ello antójase cierto, a la luz de la experiencia histórica, la del hombre como ser social y, en particular, la del mexicano. Nuestros defectos sociales se agudizan.

II

Y, por contrapartida, nuestras virtudes sociales se reducen, exhibiendo de esa guisa una preocupante inmadurez política y estratificación ideológica de la ciudadanía.

Y tanto esa inmadurez política como la estratificación ideológica que se registra fedetariamente en la ciudadanía representan una combinación conturbadora, por su alcance.

Vero, caro leyente. Muy vero. Esa combinación conturbadora suele tener, según nos lo dice la historia de México, la consecuencia de la desunión entre mexicanos. Polariza.

Ese es el efecto, históricamente letal, de esta combinación conturbadora. Desune. Divide. Nos separa. Nos lleva a odios, secuela, a su vez, de la lucha de clases.

Señálese que la lucha de clases es un hecho abrumadoramente fáctico, científicamente establecido desde el siglo XVIII por las ciencias políticas y sociales.

Esa lucha es, pues, un fenómeno social cabalmente discernido y asaz estudiado desde muchos ángulos y métodos. La lucha de clases, dícese, es el motor mismo de la historia.

Esa lucha existe intrínsecamente dadas la miríada de contradicciones entre los intereses de cada clase social. En México, esos intereses son acusadamente antagónicos.

III

Esto nos lleva a las clases sociales medias mexicanas, las cuales actúan cívica y políticamente con arreglo a premisas de su naturaleza, cosmovisión, idiosincrasia y psicología.

Empero, esas clases sociales medias denotan incongruencias que devienen de que no han tomado conciencia colectiva de que su condición societal ha sufrido una degradación cualitativa.

En efecto. Esas clases que se identifican culturalmente a sí mismas como medias han perdido esta cualidad. No son ya clases sociales en el significado cabal del concepto.

En mayor o menor grado, cada clase social mexicana ha sufrido una caída. Su movilidad --y su ascensión-- en la escala de expectactivas se ha reducido notoriamente.

Y su proximidad a la marginación económica y precariedad social es cada vez mayor. Pero de ello no parece haber conciencia, dada la estructura demográfica de esas clases.

Esas clases están conformada, en un grueso mayoritario, por individuos jóvenes, que carecen, por ello, de referentes experienciales que les permita saber que vivimos en crisis.

No saben, pues, esas clases medias que la crisis de las estructuras y superestructuras --en el sentido sociológico-- en México se remonta a medio siglo, más o menos.

IV

Así, la crisis en gradación variopinta preside la vida nacional, aunque ello no fue ónice para la conformación y consolidación de las clases sociales medias en México.

De hecho, esas clases sociales cimentaron su status quo, de bienestar aunque a costa de las clases marginadas que hoy conforman abrumadoramente una mayoría demográfica.

Esa crisis, sin embargo, adquirió un dinamismo frenético y acelerado desde 1982, llegando al cenit en los últimos sexenios. Hoy, en México hay unos 70 millones de pobres.

Y entre esos pobres figuran muchos estratos, estamentos y segmentos de las clases sociales medias, cuya conciencia de pobreza es parca debido a una limitada memoria histórica

Ello, empero, no les impide advertir que sufren carencias al compararse con las clases sociales altas y, en el momento electoral, se identifican con los intereses de éstas.

Ello es causal de confusión. Y por ello, las clases sociales medias hoy desgastadas actúan como si ese desgaste tan evidente no hubiese ocurrido o no existiese.

Así, es de preverse que las clases sociales medias votarám bajo la premisa de que al conservar los acervos de las clases altas conservarán los suyos. Estos, empero, no existen.

Y esta es una definición, entre muchas otras, de la lucha de clases. Sin tener conciencia de ello, las clases medias están más cerca de los 70 millones de pobres.

ffernandezp@prodigy.net.mx



Glosario:

Idiosincrasia: Rasgos, temperamento, carácter, etc., distintivos y propios de un individuo o de una colectividad.
Onice: ágata listada de colores alternativamente claros y muy oscuros, que suele emplearse para hacer camafeos.
Teorema: proposición demostrable lógicamente partiendo de axiomas o de otros teoremas ya demostrados.






























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