I En reciente conferencia impartida por éste escribidor a estudiantesde la Universidad Veracruzana, algunos en el público le formularonciertas preguntas conturbadoras porque denotan frustración que bienantojaríase epicénica o común o genérica.
Pregunta 1: ¿Cuál considera uted que es el problema mayor oprincipal de México y si desde su perspectiva tiene solución en elcorto plazo, para sacar al país de su entrampamiento al que lo hanllevado el Estado mexicano o el Gobierno?
Pregunta 2: ¿Por qué sostiene usted que la solución de los grandesproblemas de México está en nuestras manos --los de los propiosmexicanos--, si ya hemos visto que el Estado y el Gobierno poseen losmedios de control político y social?
Pregunta 3: ¿Cómo podemos nosotros mismos obligar al Estadomexicano, a todo el Estado, como usted dice, si las elecciones sonmapacheadas --amañadas-- o fraudlentas, como lo vimos el 2 de juliodel año pasado y lo vimos aquí en Veracruz hace dos meses?
II Hubieron otras preguntas --antes y después del coloquio conuniversitarios-- pues el estilo conferenciante del escribidor esempezar, por un lado, inquiriendo al auditorio y, por otro, concluiratendiendo interrogantes acerca del tema del encuentro.
El método es increíblemente efectivo. Permite registrar y, luego,dimensionar el sentir general del público y hacer posible crearcondiciones de identificación simbiótica y conexión intelectual entreel conferenciador y su público.
La técnica, empero, no es novedosa. Le fue aprendida por elescribidor a Hubert H. Humphrey, antes de que éste llegara a servicepresidente de Estados Unidos. La utilizó un discípulo de aquél,Walter Mondale, quien también fue vicepresidente de EU.
El señor Mondale también impartía cátedra en la carrera deFilosofía de la Historia en la Universidad de Minnesota. Ambos --donHubert y don Walter-- daban una clase, asaz interesante por cierto, dela filosofía de la ciencia política.
Más volvamos al tema, caro leyente (ya habrá oportunidad posteriorde hablar acerca de los maestros de éste escribidor en Minnesota). Laspreguntas del auditorio tienen, a nuestro ver, una vinculacióndialéctica. Están relacionadas entre sí.
III O, por lo menos, las respuestas pensadas con arreglo a las premisasy silogismos propios de la experiencia del conferenciante --es decir,éste escribidor-- pues todas tienen un origen, como ya se dijo,epiceno.
De éstas interrogantes --entresacadas por ser, pensaríase, las másrepresentativas-- se desprenden moralejas: interés y, desde luego,preocupación obvia por el estado de cosas prevaleciente en México; ybúsqueda, si se quiere implícita, de soluciones.
Pero también muestran esas interrogantes la subyacencia dedescontentos y frustraciones, causales de la transición de lapasividad social al activismo para resolver por propia mano lo que susmayores no pueden, no quieren o no saben superar.
Millones de jóvenes --con escolaridad o sin ella-- viven en uncontexto de degradante incertidumbre y ante horizontes pétreos yestratificados de desarrollo personal y social. Otros millones piensanque las cosas están bien o son óptimas en México.
Y muchos más --quienes también suman millones-- son víctimas de laindiferencia, la apatía y el conformismo tanto individual comosociocultural, a la espera de golpes de azar o de suerte que lesotorgue significados materiales, crematísticos, a sus vidas.
ffponte@gmail.com
Glosario:
Epicénica: de epiceno. Común, general.
Estratificados: perteneciente o relativo a estratos. Metáfora usadapara describir inamovilidad.
Optimas: excelentes.
Pétreos: cosas cuya narturaleza o apariencia es de piedra.
Simbiótica: que se aprovecham mutuamente.