I
Fracasado estrepitosamente que hubo George W. Bush en trasponer el umbral de la historia bajo reflectores de la trascendencia favorable y dejar un legado de grandeza, ha encontrado una salvaidas providencial.
Y ese salvavidas es México. O por mejor decir, los mexicanos. Y, a fuer de precisión, identificaríase específicamente a ese salvavidas providencial como los emigrantes e inmigrados de la raza de bronce.
Señálense las diferencias entre emigrantes e inmigrados, ya que ambos vocablos suelen usarse indistintamente para significar una condición jurídica, cultural e incluso económica y política.
El emigrante es el que va de un lugar a otro, en tanto que el inmigrado es aquél que ya llegó a su destino y se ha quedado allí, independientemente de su estatus jurídico.
Ese estatus tiene, a su vez, distinciones: la de legalidad y la de ilegalidad con respecto a las leyes vigentes en el entorno geográfico y jurídico en donde se adquiere la condición de inmigrado.
Empero, el estatus no afecta el carácter de inmigrado. Con documentos que acrediten su estadía o sin ellos, alguien que emigró a Estados Unidos no deja de ser un inmigrado.
Cierto. Y es que para todos los efectos morales, éticos, culturales, económicos y políticos un emigrante se convierte inexorablemente en inmigrado al llegar a su destino.
Y como inmigrado --inserto moralmente en el entorno de su destino final o temporal-- tiene derechos plenos que, mediante sofisterías legalistas y letrísticas, el gobierno de EU le escamotea.
II
El escamoteo es general. A los inmigrados se les niegan derechos individuales, sociales, civiles, culturales. Se les niegan derechos básicos, así como los de categorías secuenciales y derivadas.
El caso de Elvira Arellano y su hijo Saulito es un epítome macabramente grotesco de ello. Este niño es estadunidense por derecho, pero una ley brutal impone separarlo de su progenitora.
Esa ley preconiza, como desenlace de una exégesis letrística de su preceptividad, la deportación de Saulito a un país, México, que no es el suyo y sí el de origen de su madre.
Mas no sólo a los inmigrados se les victimiza de esa guisa monstruosa, sino también a los emigrantes en su punto de origen, pues son la pobreza y la desesperanza lo que los mueve a emigrar.
Y, como bien sabríase, pobreza es una forma brutal, extrema diríase, de violencia. Pobreza es, pues, violencia. Y violencia contra un individuo, contra un conglomerado, contra un pueblo.
La pobreza es una causal poderosísima de inestabilidad social y de ingobernabilidad política que ha conformado un fenómeno que, por generalizado, no tiene precedente en la historia humana.
Trátase del fenómeno de la emigración masiva. Este movimiento de millones de hombres y mujeres de un lugar a otro modifica el paisaje demográfico y también el sociocultural, económico y político.
Millones emigran de Africa subsahariana o de la cuenca del Mar Negro y los Balcanes a Europa. Millones emigran de Nuestra América indo, afro e ibérica a EU. Y millones de México a Norteamérica.
III
Pero en EU se han ido configurando condiciones para salirle al paso al fenómeno y encauzarlo con arreglo a una lógica de conveniencia, oportunismo y expeditación. Se está creando una coyuntura.
Y esa coyuntura es, como ya se dijo párrafos atrás, el imperativo del señor Bush de dejar un legado trascendente y positivo de su tránsito de ocho años como Presidente.
Ese tránsito ha sido desastroso para él y su país, al que ha llevado a una guerra sin fin y sin salida y costosísima en vidas, bienes y en capital político y, sin duda, en influencia en el mundo.
La coyuntura acusa, desde los prismas del señor Bush, un correlato: la mayoría legislativa del Partido Demócrata, opositor al del Presidente, el Republicano, tiene una inversión moral en migración.
Así es. La inversión moral del PD es histórica en los trabajadores --los inmigrados son una fuerza de trabajo gruesa-- y promueven una relación de gestoría legislativa a favor de los intereses laborales.
Y aunque la búsqueda de esa relación de gestoría del PD entre el poder y los trabajadores sufre retrocesos --el rechazo, ayer, del Senado de EU a aumentar el salario mínimo-- hay traslapes morales.
Esa coyuntura bien pudiere posibilitar --¡por fin!-- una reforma amplia, en el sentido más cabal, a las leyes de EU en materia de de migración que reconozca, jurídicamente, una realidad lacerante.
Por ello, dejar una herencia de justicia social práctica es para el señor Bush una salida que compense el drama terrible del fracaso que se representa en la guerra en Irak. Es su salvavidas político.
Glosario:
Epítome: Resumen o compendio de una obra extensa que expone lo más fundamental o preciso de la materia tratada en ella.
Exégesis: Interpretación, explicación.