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Represión

Fausto Fernández Ponte


I Para no pocos mexicanos, las babeantes y hediondas fauces del monstruo de la represión --hija de la intolerancia-- a quienes por motivos de carácter variopinto discrepan y/o se oponen al estado de cosas establecido son una realidad insoslayable.

Esa realidad es brutal: 50 millones de mexicanos viven en la pobraza y otros 20 en la pobreza extrema --la miseria, pues-- y ello nos habla de una aberrante concentración del ingreso y, por ende, de la riqueza de la nación en unos cuantos.

No huelga trillar en el tema: emblemático de esa brutalidad es el hecho de que el hombre más rico del mundo sea un mexicano, Carlos Slim, y que entre los individuos más pobres del planeta se incluyan a millones de mexicanos. ¡Qué contraste tan lacerante!

Menciónese que el señor Slim vive en un palacio, inaccesible e inalcanzable, en tanto que millones de sus compatriotas perviven en casas improvisadas de cartón o en cuevas incluso y sin servicios públicos básicos ni acceso a prestaciones sociales.

Y quienes tienen conciencia de esa realidad e intentan activamente transformarla son vistos por el poder formal --el del Estado y, obvio es, el Gobierno, como representante de aquél-- como un riesgo, si no es que un peligro, a su seguridad.

II Así, la oposición social de naturaleza política, civil o armada, al margen del orden establecido o tangencial con respecto al círculo del poder formal es reprimida por la fuerza. ¿Razones? Exiguas: la seguridad del Estado o la de la élite que gobierna.

Se reprime, pues, la oposición al statu quo de desigualdad, injusticia, iniquidad y, sobre todo, a quienes --millones de compatriotas-- truecan la pasividad cívica del mexicano por un activismo político que a veces traspone umbrales de lo civil.

Tal es el caso de los grupos guerrilleros que por ahora, sábese, proliferan en México y que al parecer tiene desconcertados a los personeros principales del Estado y, desde luego, del Gobierno que preside Felipe del Sagrado Corazón de Jesùs Calderón Hinojosa.

El Presidente Calderón --la constitucionalidad de su investidura no lo exime de su cualidad de mandatario espurio-- ha instruido a las instancias coactivas del Estado del cual es jefe salirle al paso a esas manifestaciones de riesgo a la seguridad estatal.

Y esas instancias se han dado a la tarea por ministerio presidencial. Esas tareas se realizan con arreglo a ciertos cánones jurídicos y, a la vez, con arreglo a determinadas prácticas obrepticias como atajos convenientes para lograr el objetivo buscado.

III Y el objetivo buscado es identificar con la mayor precisión posible quiénes son aquellos mexicanos que, poseídos por una conciencia de su realidad, se oponen a ésta y realizan sus actividades polìtcas para modificarla.

Las prácticas obrepticias son la pesquisa discreta --espionaje--, la detención (secuestro, técnicamente) ilegal de sospechosos, la tortura y las desapariciones cuya autoría se atribuye documentadamente a agentes oficiales y oficiosos del Estado.

Ante ello, no en vano Amnistía Internacional y otras organismos no gubernametales y otros oficiales --como ciertas comisiones de las Organización de las Naciones Unidas-- sitúan al Estado mexicano como un violador contumaz y sistémico de derechos humanos.

Se reprime con ferocidad en la vía pública (Oaxaca) y se reprime bajo las sombras y en los claroscuros de la oficiosidad policiaca y militar, aunque en lo oficial ello no suceda. Formalmente, el Estado no tortura, no desaparece ni secuestra.

Pero los hechos demuestran otra cosa. La represión del Estado cobra formas grotescas y se extiende, incluso, al ámbito de la difusión de las noticias que genera la oposiciòn política y las ideas, como se vio en el caso de José Gutiérrez Vivó.

ffponte

Glosario:
Contumaz:
Obrepticias: subrepticias.
Sistémico: por sistema.
Statu quo: estatus. Estado en qle están las cosas.
Truecan: del verbo trocar: Intercambiar.








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¿Y el EPR?

Fausto Fernández Ponte


I Resuelto que húbose ya, desde la muy peculiar perspectiva del gobierno de México, el asunto del chino Zhenli Ye Gon, emerge no sin fuerza el cúmulo de interrogantes acerca de de los sabotajes a ductos y otras instalaciones de Petróleos Mexicanos.

Empecemos por lo primero, el tema del chino-mexicano, y señálese que la perspectiva del gobierno desestima al parecer un componente axial de este asunto: el súbito interés estadunidense de echarle al guante al señor Zhenli tras una década de investigarlo.

Esto tiene un tufillo que induce a suponer que la detención, por parte del gobierno de Estados Unidos, tiene móviles relacionados con la inteligencia estadunidense: don Ye Gon --en la cultura china, el primer nombre es el apellido-- sabe mucho.

Y lo que sabe se lo dirá a la inteligencia estadunidense y ésta, en su turno, se lo hará saber al Presidente George W. Bush y, desde luego, a muchos otros funcionarios gubernamentales y políticos de ese país vecino.

Así, éstos sabrán la verdadera historia detrás de ésta escandalosa ocurrencia que ya ha dejado damnificados políticamente, incluyendo al propio Presidente Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón. Para salvarse, el señor Zhenli dirá todo.

Y tendrá que decir la verdad a los interrogadores estadunidneses. Tendrá que hacer, como dicen los gringos, (to) spill the beans --desparramar la frijolada-- y cantar la neta. Para Washington, esa información anticípase estratégicamente valiosa.

II Les dirá, por ejemplo, lo siguiente:
1) Cómo pudo introducir tanto dinero en efectivo a territorio mexicano, lo cual sólo es posible hacerlo, por su volumen y peso, con el visto bueno o la complicidad del propio gobierno o de personeros de las más altas jerarquías de éste.

2) A quien --o quiénes-- iban destinados realmente esos 205 millones de dólares en efectivo hallados en su casa en el Distrito Federal.

3) Cómo y desde cuándo se inició la relación con los presuntos destinatarios de esa colosal suma de dineros y si la susodicha relación se remonta al gobierno que presidió Vicente Fox, quien convirtió a don Ye Gon, tal vez como premio, en ciudadano mexicano.

Esa información será usada, predeciblemente, por Washington para aumentar su espectro de modalidades de presión sobre el gobierno de México y el Presidente de la República mediante la ya conocidísima práctica de oportunas filtraciones mediáticas.

Más dejemos este asunto y vayamos al de las cada día más interrogantes acerca del Ejército Popular Revolucionario, a quien se le atribuye mediáticamente la autoría de esos sabotajes a Pemex.

Subráyese que a ese respecto, el procurador general (de justicia) de nuestra república ha sugerido que no existen indicios s que demuestren o confirmen aquellos actos de destrucción de bienes que, por lo menos en teoría, son de la nación.

III Y como tras esos episodios de destrucción de instalaciones de una empresa del Estado mexicano se ha guardado silencio en los ámbitos del gobierno y en los entornos del EPR, las interrogantes proliferan. Hay especulaciones. Hay guerrilla en México.

¿Qué sabe realmente el gobierno de México acerca de esos hechos? ¿O no sabe nada? ¿Continúanse investigando dichos sucedidos? ¿Cuáles son las líneas de pesquisamiento? ¿Hay sospechosos y/o detenidos a la chita callando?
¿Negocia acaso en secreto el gobierno de México con personeros y/o representantes reales y/o supuestos, oficiales u oficiosos del EPR o de otras organizaciones guerrilleras que supondríanse afines o con acceso a los primeros?
Y si hubiere tal negociación, ¿qué se negocia? ¿La liberación de los eperristas y simpatizantes en mazmorras gubernamentales y cuya existencia el propio gobierno niega y/o rechaza? ¿O se negocia sólo para ganar tiempo y saber más acerca del EPR?

¿Hasta qué punto estratégico, político y geográfico se ha extendido realmente la guerrilla del EPR? ¿Son varios los grupos guerrilleros? ¿Cuál es la naturaleza de cada uno y cuáles sus denominadores comunes? Que informe el gobierno.

ffponte
Glosario:
Axial: relativo al eje. Pivotal.



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Nuestra Situación

Fausto Fernández Ponte


I La situación que en lo general prevalece en México es deprimente y el Estado mexicano no parece haber caído en la cuenta, como tal, de esa realidad pues no actùa para superarla. Tampoco actúa en ese sentido el Gobierno que representa al Estado.
Véase, si no:
1) La economía exhibe cortedades estructurales que se traducen en desigualdad e injusticia, emblematizada en la concentración de la riqueza en unos cuantos.

2) En lo polìtico, los personeros del Estado --y, ergo, los del Gobierno-- no muestran aptitudes para ejercer el poder bajo las premisas morales y éticas propias de una forma de organización democrática. No se hace polìtica fina ni cualitativa.

3) En lo social, los mexicanos padecemos los efectos de ciertos fenómenos contrapuestos en el espectro dialéctico: por un lado, carecemos de conciencia de que vivimos sometidos a una manipulación y control, más por otro lado sufrimos anomia.

4) En lo cultural, la inconciencia social --la falta de conciencia colectiva-- induce nuestra psique a comportamientos que se manifiestan en la búsqueda y hallazgo constante de espitas por la cual dejar salir energía societal que podría tener otra aplicación.

Abúndese en ésto último: el alcoholismo aumenta --y, con ello, sus secuelas terribles--, a resultas de inducimientos promovidos por los medios de control social (como los de la difusión) y la mismísima forma de organización económica prevaleciente.

II
Y así como el alcoholismo es una espita por la cual millones de mexicanos dejan escapar sus frustraciones --fuerzas de la enajenación social--, el consumismo de la llamada comida chatarra resulta en un problema gravísimo de salud pública: la diabetes.

La cultura del consumismo --y la obesidad-- es acervo experiencial colectivo. Consumir lo que no necesitamos y, sobre todo, lo que nos hace daño, a la larga. La forma de organización económica fomenta inducir el consumo obsesivo y compulsivo.

Hoy, los centros comerciales --grandes tiendas, la mayoría de origen trasnacional-- son los centros culturales de México. La gente acude a ver, a desear, a anhelar, a divertirse y, acusadamente, a comprar lo superfluo. Es obsesión. Compulsión.


Mas de esas compulsiones no tenemos conciencia. Actuamos mecánicamente, sin saber que quienes nos venden cuentas de vidrio a cambio de nuestro endeudamiento cada vez mayor financian a los políticos que hacen posible que ese estado de cosas continúe y crezca.

Y ese estado de cosas crea angustia colectiva --créditos al consumo por pagar que otorgan las trasnacionales que nos venden al menudeo-- y tiene devenimientos que se traducen en enfermedades mentales y/o psicosomáticas.

Por supuesto, es un hecho que millones de mexicanos viven al margen de esa cultura y que jamás han visitado un Wal-Mart o un CostCo-- y cuya marginación no los sujeta a la subcultura del crèdito y el endeudamiento creciente y constante. Son los pobres.

III
Los pobres formales. Los de la estadística. A esos millones --casi 50, según el Gobierno-- se añadirían otros 20 millones, los que viven en extrema pobreza o, por decirlo sin tapujos ni eufemismos, en la miseria. Son cifras gubernamentales.

Los otros 30 millones restantes son los de la cultura del consumismo obsesivo. Conforman una fuente cautiva --y cautivada por las trampas de la mercadotecnia y sus aspiraciones de movilidad social, fomentadas con artificios-- de ganancia para los Slim.

Los Slim --mexicanos y trasnacionales-- no son muchos. Pero lo suficientemente poderosos para influir en el poder formal, el del Estado, y su representante, el Gobierno, para que éstos sean garantes de que el estatus económico continùe.

Estos Slim --los de aquí y los que nos vienen de Estados Unidos y España-- no se miden: su voracidad se manifiesta en la práctica inicua, premeditada, alevosa y ventajosa del redondeo. Por ello, ganan miles de billones de billones.

El estado de cosas económico privilegia también, y acusadamente, a los bancos que siendo extranjeros --trasnacionales-- se dicen mexicanos. También financian a políticos para asegurarse que la situación que les beneficia con largueza no será alterada

La concatenación es círculo: una economía de consumo brutalmente injusta, una sociedad sometida a imperativos de los intereses econòmicos mediante abuso de los medios de control social --que crea una cultura-- y la complicidad mercenaria de los políticos.

ffponte@gmail.com
Glosario:
Concatenación: de concatenar. Unir o enlazar unas cosas con otras.
Enajenación: de enajenar. En sociología, las relaciones entre las cosas (mercancías, productos)expresan en realidad relaciones entre los hombres. Es un fenómeno unicado en el ámbito de la conciencia.
Espita: válvula de escape de presión.

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Los 15 Millones de AMLO (II)
Fausto Fernández Ponte


I A las misivas, vía Internet, que nos envió la cara leyente Carlota Guerrero González se han sumado tres mas, todas insultantes y, lo que es peor, anònimas, lo cual habla de cobardía de sus autores y carencia de valor personal y civil. No merecen cortesías.

Y la cortesía es la respuesta que aquí damos puntualmente a doña Carlota, cuyas opiniones son muy respetables aunque discrepemos de ellas e inclusive las consideremos fuera de la realidad si medidas y sopesadas bajo los prismas de la lógica.

Y es que doña Caroota exhibe, en su epístola, indicios de una percepción muy generalizada entre aquellos que votaron por Felipe del Sagrado Corazón de Jesùs Calderón el 2 de julio del año pasado. Esa percepción es axial en el discurso panista.

Esa percepción es la de que aquellos --como éste escribidor-- que ejercemos nuestro derecho constitucional a expresar ideas y, así facultados, a explicar hechos y sucedidos que tienen que ver con la forma cómo se aplica el poder.

Y como explicadores de cómo se ejerce el poder, muchos periodistas --como éste escribidor, reitérese-- identificamos los componentes visibles (o percibidos) de un contexto dado. Ese contexto es, desde luego, sociopolítico principalmente.

Ese contexto, no huelga señalarlo, también tiene componentes de otra naturaleza, siendo ésta la relativa a la cultura política y la cultura del poder, que son vectores diferentes y con su propia dialéctica, aunque a veces se yuxtaponen.

II La motivación de un periodista profesional es ajena a partidarismos o simpatìas personales hacia personajes de poder. Si Andrés Manuel López Obrador fuese Presidente Constitucional, éste escribidor sería uno de sus críticos màs severos. El señor López Obrador es sólo un abanderado de aquellos quienes votaron por èl y, tal vez, por inferencia y subrogación, de muchos otros que sin haber votado a su favor se identifican en mayor o menor grado con el sentir de sus partidarios.

Ello nos lleva al tema de la composición del voto calderonista y del voto lópezobradorista: aquél --el voto para don Felipe del Sagrado Corazón de Jesùs-- acusa uniformidad sociocultural; éste, el de don ndrés Manuel--, diversidad social y cultural.

Esta es una opinión historicista, doña Carlota. Adviértese una mayor y más intensa diversidad y pluralidad en la composición del conglomerado de votantes lópezobradoristas que en los votantes calderonistas; éstos se rigen por los valores de la clase media.

Lo contradictorio --y, a nuestro ver, grave-- es que esos valores se extienden a estratos de la sociedad que ya no son de las clases medias, por la depauperaciòn y proletarización de éstas o, paradójicamente, por anhelos de movilidad clasista.

Mas volvamos a las normas éticas de los periodistas. Estas, empero, no son óbice para muchas personas que ejercen este oficio bajo guisas mercenarias. Muchos colegas están al servicio de intereses creados, incluso los de la Presidencia de la República.

III Sirva lo dicho como contexto para informarle a doña Carlota que éste escribidor no conoce al señor López Obrador y no tiene, por tanto, cercanía con su entorno. Tampoco existe proximidad con el gobierno del Distrito Federal o su titular, Marcelo Ebrard.

Tocante al concepto y definición de democracia argumentado por doña Carlota --se elige al que obtenga más votos, aunque sean pocos--, esa noción es, a nuestro ver, antidemocrática,pues excluye a las mayorías.

En nuestro caso, esas mayorías son los 57 millones de mexicanos que no votaron por don Felipe del Sagrado Corazón de Jesùs o se abstuvieron de votar por las razones que fueren. El señor Calderón no fue elegido por la mayoría del total de mexicanos.

Este aserto nos lleva a inquirinos acerca de nuestra forma de organización política y la naturaleza verdadera de la democracia. Esa forma no es democrática, sino lo opuesto. Es una simulación sustentada sobre pilares de formalismos jurìdicos rígidos.

La realidad --nuestra realidad sociopolítica y, sobre todo, socicultural-- demuestra cada día que nuestra forma de organización política no es participativa, sino elitista. Democracia para unos cuantos; antidemocracia para las mayorías.

Lo aberrante, doña Carlota, es que nuestra forma de organización polìticva es antidemocrática a ultranza --sofistera, recursiva, leguleya, tramposa-- nada menos que en nombre de la democracia. ¡Qué monstruosidad!

ffponte@gmail.com
Glosario:
Axial: fundamental, pivotal, relativo a un eje.
Historicista: método científico para identificar la realidad humana con arreglo a su historicidad o condición histórica.
Ultranza: a muerte, a todo trance, resueltamente.
Vectores: de vector. Agente de influencia o contagio.
Yuxtaponen: de yuxtaponer. Poner algojunto a otra cosa inmediata.


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Los 15 Millones de AMLO
Fausto Fernández Ponte

I
La cara leyente Carlota Guerrero González, quien nos escribe desde Laredo, Texas, y nos lee, dice, ën ciertos diarios de Internet "financiados por El Peje que publican sus calumniosos pergeños contra el Presidente Calderón", nos escribe (citamos verbatim):
"Es obvio que usted habla por la herida, por la cual destila una rabia ponzoñosa que no dudo contagia a muchos de sus lectores y los mantiene idiotizados, fieles a su amo, ese antimexicano que se hace llamar Andrés Manuel López Obrador...
"La herida es la de la derrota sufrida el 2 de julio de 2006, cuando losmexicanos responsables resolvimos responsablemente tomar la decisión electoral de salvar al país del peligro que representa todavía El Peje ...
"Sí, se lo repito: ese siniestro personaje surgido de las miasmas pantanosas de Tabasco e infiltrado insidiosamente en el Ditsrito Federal es todavía un peligro para Mèxico precisamente por periodistas como usted...
"No dudo que usted y muchos otros como usted están al servicio del tabasqueño y en la nómina del gobierno del DF y son propagandistas a sueldo y reciben instrucciones de su jefe para denigrar al verdadero Presidente Constitucional de México".
II
Proseguimos con el correo enviado por doña Carlota:
"Espero que su amo les pague bien, lo suficiente para mantenerlo motivado y vivir con la comodidad material que a muchos mexicanos, los que votamos por el Presidente Calderón, nos cuesta mucho esfuerzo pues vivimos de nuestro trabajo...
"Usted es parte de una conspiración maquinada por El Peje para desestabilizar al país, sirviendo a los intereses que ese deleznable personaje representa, que son los intereses de la chusma irresponsable que mantiene alebrestada con su populismo...
"La argumentación que usted maneja (Asimetrías, 22/VII/07) acerca del resultado de la elección es dolosa, típica de quienes, como usted y los demás propagandistas mercenarios al servicio de El Peje, manipulan hechos estadísticos...
"Afirma usted que por el Presidente Calderón votaron unos 15 millones, en un universo de casi 72 millones de ciudadanos, y que eso convirtió su mandato en espurio. Ignora usted que en una democracia gana el que obtiene más votos, aunque sean pocos...
"Bajo ese rasero que usted aplica, sí hubiera ganado su amo, El Peje, también sería espurio, pues él obtuvo unos 15 millones de votos, aunque menos que el Presidente Calderón.... A ver, ¿por qué no escrbe usted sobre ese aspecto?...
"Ahora bien, los 57 millones de ciudadanos que no votaron a favor del Presidente Calderón muchos de ellos 1) se dejaron llevar por el populismo de El Peje, 2) otros muchos votaron por otros candidatos y 3) y muchos más se abstuvieron de votar".
III
Contnuamos cn doña Carlota:
"Si sumamos los que votaron por El Peje y los que se abstuvieron de votar veremos que son una masa de hombres y mujeres irresponsables que, en el caso de los primeros, se dejaron llevar por el canto de las sirenas lopezobradoristas...
"Los segundos son hombres y mujeres sin conciencia cívica y estoy segura que ni siquiera (tienen) conciencia ciudadana. Esa es la chusma que no cuenta ni tiene por qué contar porque su ignorancia y su falta de conciencia son un lastre para México...
"Yo soy una mujer de clase media, que trabaja para sacar adelante a mi familia. Vivo muy medida. Reconozco que la situación económica del país es difìcil y que hay mucha pobreza, pero ésta se debe a que la gente no trabaja o no quiere trabajar...
"Vivo en el otro Laredo, el de Texas, pero me las arreglo para estar informada acerca de las cosas de México y estoy convencida que sólo alguien como el Presidente Calderón puede restablecer e imponer orden de antes... Me parece un hombre de orden...
"En cambio El Peje es lo contrario. Su discurso es desordenado, incoherente, y sólo los mexicanos sin conciencia cívica y sin apego al orden le siguen. Esos mexicanos ni siquiera pagan impuestos. Viviríamos en el caos. ¿Es eso lo que usted quiere?
ffponte@gmail.com
Glosario:
Rasero: palo cilíndrico que sirve para medir.
Verbatim: textual, tal cual. I

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Calderón y su Estilo


Fausto Fernández Ponte


I En los últimos ocho meses los mexicanos hemos visto ya, no sin asombro, cuál es el estilo personal de gobernar de Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa. Y ese estilo, querrámoslo o no, ha sido --es-- errático.

Diríase sin caer en hipérbole que más que errático, ese estilo ha sido muy errático. Es decir, de yerro en yerro. Uno sobre otro. Sin las rectificaciones que no sólo el sentido común aconseja, sino también el oficio de la política.

Ha sido --es-- ese estilo uno que calificaríase de botepronto. Reactivo. El señor Calderón no ha podido tomar la iniciativa desde el primer momento de su mandato, el cual millones de sus compatriotas consideran espurio --por ilegítimo--, lo sea o no.

Sin desviarnos del tema, diríase que esa espuriedad --o ilegitimidad moral, precisémoslo-- deviene de un hecho estadístico incontrovertible, sin la subjetividad propia de los juicios de valor: el total de quienes votaron por él.

Y quienes votaron por él --si nos ajustamos a las cifras oficiales, por dudosas que sean (y son)-- fueron un poco más de 15 millones de ciudadanos. La cifra, si situada en un contexto proporcional, no es impresionante. Es una cifra magra.

Cierto. Pero, ¿por qué? Porque esos 15 millones conforman una proporción muy menor del total de ciudadanos empadronados que, al día de la elección --el 2 de julio del año pasado-- era de casi 72 millones de mexicanos.

II En un universo así --de 72 millones--, 15 millones conforman un porcentaje enteco, pues 57 millones --¡57 millones!-- de mexicanos con credencial para votar no votaron por él. Esos 57 millones son una cifra impresionante.

Y muy elocuente, pues 57 millones son una enorme y muy gruesa mayoría que, obviamente, no se siente identificada ni mucho menos representada en gradación variopinta por don Felipe del Sagrado Corazón de Jesús. No es su presidente.

Es por ello que don Felipe del Sagrado Corazón de Jesús no concita apoyos masivos de la ciudadanía ni mueve multitudes, a contrapelo de los sondeos que acerca del sentir y parecer de la ciudadanía realiza la propia Presidencia de la República.

Ese hecho estadístico factual, frío, objetivo, determina la espuriedad del mandato de don Felipe del Sagrado Corazón de Jesús. Para todos es, formalmente, el Presidente de México. Mas no para todos es su presidente.

Existe otro hecho adicional que contribuye a nutrir la percepción de espurierdad del mandato del señor Calderón: quienes votaron por él no conforman una muestra representativa transversal del electorado, sino sólo parcial. Ya hablaremos de ello.

Volvamos al tema del estilo personal de gobernar del señor Calderón. Ese estilo está determinado precisamente por el hecho de que este personaje no se sabe representativo de la mayoría de los ciudadanos. Le pesan esos 57 millones que no votaron por él.

III Es probable que don Felipe del Sagrado Corazón de Jesús se sienta representante de todos los mexicanos, situado ya en Los Pinos, como presidente de la República, pues así lo establece la ley. Pero otra cosa es sentirse representativo. Hay una gran diferencia.

Nadie dudaría que este Presidente quiere gobernar para todos los mexicanos y que despliega esfuerzos, a nuestro ver bien intencionados, en ese sentido. Estamos ciertos, incluso, de que muchos que no votaron por él le otorgan el beneficio de la duda.

Pero no logra gobernar para todos los mexicanos. Se lo impiden, por un lado, la cultura de los intereses del segmento ciudadano que votó por él --identificado con el conservadurismo-- y los intereses económicos creados que apoyaron su candidatura. Mas se lo impiden, principalmente, los imperativos de su estilo personal de gobernar que equivaldría a los de su formación como abogado e ideológica y política y sus vivencias en el ejercicio del poder como diputado y funcionario público.


Como abogado, el señor Calderón se distinguió siempre como leguleyo, en el sentido cabal del vocablo. Y como hombre dedicado al ejercicio de la política, se le conoció en el panismo como politiquero, de escasa imaginación e imitador, malo, de otros.

Es probable que don Felipe del Sagrado Corazón de Jesús posea virtudes que, por ahora, son desconocidas a los mexicanos. Pero su leguleyismo y su inclinación por la politiquería lo cancelan como estadista. Ello explica los yerros políticos.

ffponte@gmail.com

Glosario:
Enteco:enfermizo, débil, flaco.
Leguleyo: persona que aplica el derecho sin rigor y desenfadadamente. Que hace gestiones dudosas moralmente en los juzgados.
Politiquero: dado a la politiquería. Politiquear. Tratar de poliítica con superficialidad y ligereza. Hacer política con intrigas y bajezas.





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¿Barril de Pólvora?
Fausto Fernández Ponte


I Amigos de este escribidor en Brasil, España, Inglaterra y Estados Unidos inquieren, no sin cierta inquietud, acerca de la situación política y social en México. Las noticias son contradictorias, dicen.

Nos informan que algunas noticias describen un país sin convulsiones económicas, políticas y sociales, inmerso en una aparente prosperidad material derivada de lazos estrechos con Estados Unidos.

Otras noticias --nos dicen-- describen un país estrujado por las zarpas agudas del caos económico, político y social e inserto en un entorno de volátil inestabilidad y franca ingobernabilidad.

¿Cuál es la realidad vera? La respuesta sería --como suele ser-- según a quien se le formule la pregunta. Para Daniel Robinson, colega británico, la respuesta es clara pues está en las estadísticas.

"México tiene 107 millones de habitantes", nos escribe el señor Robinson, "pero de ese total, la mitad vive en la pobreza y 20 millones en la miseria. Son estadísticas estatales. Algo anda mal".

¿Y qué anda mal? Para algunos mexicanos --y no pocos extranjeros--, esa situación tan dramática que describen las estadísticas citadas por don Daniel es consecuencia de la forma de organización económica.

Es obvio, a nuestro ver, que la forma de organización económica --prevaleciente desde hace varios sexenios, pero agudizada desde 1982-- privilegia la desigualdad, la injusticia e incluso la iniquidad.

En una forma de organización económica así, la concentración de la riqueza es monstruosa: en México tenemos al hombre más rico del mundo --Carlos Slim-- y a los más pobres --millones de ellos--.

"En mi última visita a México", nos dice el señor Robinson, "me quedé bajo la impresión de que ese país es una inmensa fábrica de pobreza. En esa fábrica, la producción es creciente".

II El colega brasileño Luiz Hernando Melo nos escribe: "la imagen que las noticias que vienen de México van creando en Brasil es la de que existe un gobierno impopular y muy cuestionado políticamente".

Ese gobierno --añade-- "está siendo presionado a la vez por las fuerzas políticas de manufactura social y por grupos de interés y de presión y ciertos poderes fácticos internos y externos".

El señor Melo precisa: "El gobierno que preside (Felipe) Calderón tiene muchos enemigos, no pocos de ellos grauitos, pero la mayoría provocados por su propia naturaleza impopular".

"El Presidente Calderón representa una vertiente de políticos de extrema derecha muy ducha en la politiquería, pero inepta en la alta política y sin vocación de Estado o de estadista", sostiene.

El brasileño afirma: "Esa carencia de vocación de estadista se manifiesta en las políticas económicas y sociales e incluso culturales de la administración calderonista".

"Y en vez de responder al sentir de la mayoría de ciudadanos --que no votó por él--, el Presidente Calderón de México parece empeñado en seguir un curso de antagonización de esa mayoría".

III "Desde el Brasil, esa conducta nos descubre una práctica de un populismo de derecha, tan pernicioso como cualquier populismo, el de izquierda o de centro e incluso el de gobiernos militares", dice.

Hasta allí el leyente Melo, cuyo sentir tiene un colofón interesante: "Desde la América Latina se mira a México con un caso sui generis de priísmo --autoritarismo y simulación-- sin PRI".

Desde España, la socióloga Soledad López nos escribe: "las noticias que vienen de México son matizadas, muy matizadas, por los medios difusores españoles y, por ello, descontextualizadas".

Ello --afirma-- impide discernir cuál es el común denominador de la realidad en México, aunque destaca un hecho muy claro: es un país de lacerantes desigualdades económicas y sociales".

También destaca otro hecho --agrega--: "Tanta pobreza es una bomba de tiempo, tantos millones de excluidos conforman un polvorín. Me temo que el Presidente Calderón está sentado sobre un barril de pólvora".

Otro leyente, el antropólogo estadunidense Lowell J. Gaines, quien visita México varias veces por año, sincretiza sus observaciones así: "Los mexicanos no quieren ser gobernados como son gobernados".

ffponte@gmail.com
Glosario:
Ducha: Experimentado, diestro.
Lacerante: de lacerar. Lastimar, golpear, mallugar, herir.






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Estado y Gobierno
Fausto Fernández Ponte

I Cede este escribidor el espacio a la entrega de hoy al caro leyente Miguel Angel Lizama, hombre ilustradísimo y preclaro y usuario de un lenguaje preciso, quien nos hace llegar su parecer.
Y el parecer de nuestro leyente se refiere al tema que se ha abordado aquí desde diversas perspectivas acerca de la reforma del Estado. Este asunto es topical y por tanto de suma actualidad.
Dice don Miguel Angel: "Ante todo, un abrazo efusivo por la alegría de ver que retomas la tecla (ya no la obsolescente pluma). Mis mejores deseos...
"En seguida un punto que, en lo personal, me preocupa: el hecho de que se siga alentando la sinonimia de Estado con Gobierno. Y por una sencilla razón: no son lo mismo. Todos formamos parte del Estado, pero no del Gobierno. El Gobierno es parte del Estado, No el Estado...
"Cierto que el priísmo los hizo sinónimos porque en la realidad todo el Estado --población, territorio y gobierno con sus tres poderes-- se encarnaba en el monarca de turno, llamado titular del Poder Ejecutivo quien era, al mismo tiempo, Jefe de Estado y de Gobierno, dos entidades distintas representadas por una sola persona de poder absoluto. Hay que ver que en las monarquías actuales, ya parlamentarias, el Jefe de Estado (población, territorio y gobierno) es el Rey --o Reina--, mientras el Jefe de Gobierno (que no del Estado) es el Primer Ministro o como se le denomine, dirigente del partido con mayor votación...
II "Por precisión periodística y salud cívica, debemos romper la inercia absolutista y separar al Estado (que se manifiesta volitivamente mediante el voto y activamente mediante el Gobierno con sus tres poderes) del Gobierno, pues éste es el que está regando el tepache con todas sus trapacerías y entreguismo...
"Tú y yo somos parte del Estado, pero no del Gobierno. Por tanto, no nos hemos equivocado en la comunicación con la sociedad --que es parte del Estado--, sino es el Gobierno el que la riega...
"Hay que llamar Estado a todos y Gobierno a los grupos políticos que amafiados detentan el poder para sus fines facciosos".
Hasta allí don Miguel Angel, cuyas precisiones sugieren ciertas reflexiones a este escribidor y, pensamos, también a otros leyentes. Y una reflexión a botepronto acerca del Estado en general.
Caracterizado centralmente por la ordenación y política de la sociedad, el Estado es el régimen de asociación humana y complejo en la historia. Es el último eslabón de una larga cadena.
Y esa cadena es la de las formas organizativas de la sociedad creadas por su instinto gregario. Representa, por ello, la primera forma propiamente política de asociación.
III Pero no son pocos los pensadores aquí y acullá, del pasado y del presente, que tienen del Estado una idea mucho más amplia que la aquí expuesta. Asignan al vocablo la significación de sociedad política.
Ello implica un elemento o componente que muéstrase esencial al concepto de Estado: la relación permanente --estable-- entre la comunidad humana y el territorio.
Así, desde el punto de vista de uno de esos pensadores --el ecuatoriano Rodrigo Borja-- ni la polis griega ni la civitas romana ni el regnum medieval u otras formas de asociación humana fueron Estados.
Y tal vez no le falte razón al señor Borja: el Estado, como fenómeno histórico, emergió al mismo tiempo que el concepto de soberanía y otros elementos identificadores.
Mas es el concepto de soberanía el que se exhibe como eje en la definición de Estado, además de su peculiaridad de sociedad política totalizadora, según lo entiende Rawls.
Cierto. Un individuo no puede salirse del Estado o aislarse de él, en el sentido de que encuentra cabida para todos los propósitos importantes de su vida, fueren éstos físico, espirituales o morales.
Pero el Estado sufre distorsiones, a veces aberrantes, como es el caso en México. El Estado mexicano ha sufrido esa metamorfosis --que a muchos paréceles monstruosa, por antisocial-- como lo vemos hoy.
La sociología marxista le da una explicación a ello: el Estado es la expresión política de poder de una capa o de una clase o de un bloque de clases o estratos; es decir, a una élite.
Predeciblemente --con arreglo a la lógica dialéctica--, la conducta de un Estado así conformado, clasista, responde a esta última naturaleza. En el caso, ello es más que obvio.
Glosario:
Sinonimia: Circunstancia de ser sinónimo dos o más vocablos.
Trapacerías: Artificio engañoso e ilícito con que se perjudica y defrauda a una persona en alguna compra, venta o cambio. Fraude, engaño.

ffponte@gmail.com





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EPR y PGR

Fausto Fernández Ponte


I

La destrucción de infraestructura económica --en particular, la industrial y de abasto de bienes de consumo e insumos-- de un país es un objetivo estratégico en cualesquier tipos de guerras.

Alúdese, desde luego, a las guerras convencionales --entre estados-- y a las guerras revolucionarias (de conquista del poder por un grupo armado o de liberación) y a las guerras por subrogración.

El tema es atañedero a sucedidos recientes --la destrucción de ductos de la empresa del Estado Petróleos Mexicanos en Guanajuato y Querétaro por un grupo guerrillero-- y cobra importancia día a día.

El grupo guerrillero --el Ejército Popular Revolucionario-- se ha adjudicado esos sabotajes a instalaciones de Pemex-- aplica la táctica de identificar como objetivos estratégicos la infraestructura.

Estos son los hechos discernidos asépticamente y con arreglo a la información disponible, la cual tiene por fuente principal ciertas instancias coactivas del Estado y del gobierno.

Dadas estas premisas, lo que el Estado mexicano --como quiérase que se le defina-- tiene ante sí una situación de guerra. Es decir, un grupo organizado armado que actúa bajo la lógica de una guerra.

II

¿Estamos, pues, en guerra? ¿Es ésta una guerra civil a partir de la presunción de que el grupo armado, el EPR, representaría una corriente de opinión política que es, ante los hechos, pública?

¿Y cuál es la respuesta del Estado y, en este caso, del Gobierno, ante esta incontrovertible declaración de guerra que, según los antecedentes históricos, se remonta a varias décadas?

¿Considera el Estado --y, en el caso, el Gobierno-- las causales de la existencia y comportamiento del EPR y, en un sentido más, amplio, los grupos insurgentes armados que, sábese, ya pululan por el país?

¿Considera el Estado --y, por inferencia, el Gobierno-- que la existencia y comportamiento de esos grupos insurgentes conforman un segmento de opinión pública cuyo grosor y hondura no percibe?

Antes de proseguir, consígnese aquí ciertas precisiones de obvia pertinencia: una cosa son los grupos armados --bandoleros, en realidad-- de los cárteles del narco y otra cosa los guerrilleros.

La diferencia es cualitativa aunque, desde la perspectiva jurídica del Estado, carece de calidad atenuante y sea, en cambio, agravante. Los delitos contra la salud son delitos contra la sociedad.

III

Y los delitos políticos --de clara tipificación penal, por supuesto-- son, independientemente de sus móviles, naturaleza y manifestación delitos contra el Estado.

Esa diferencia --no tan visible para muchos exégetas de la jurisprudencia formal, la del Estado-- es determinante. El EPR no daña la salud pública; daña la percepción totalizadora del Estado.

Por ello, la respuesta del Estado --y, reitérese, del Gobierno-- ha sido predecible, según lo enunciado por sus voceros más autorizados, el propio Procurador General de la República, Eduardo Medina-Mora.

Don Eduardo --cuya función es, además de veedor del alcance coactivo del Estado, política-- dio la respuesta estatal en Culiacán, Sinaloa, el pasado 13 del mes que corre. Su respuesta es inequívoca.

El caso --los sabotajes del EPR a Pemex-- es policiaco. Y, congruentemente, lo identifica como una expresión de terrorismo y, bajo esa lógica, como de seguridad nacional. Y lo es para el Estado.

Pero también es un caso político. Mucha gente delinque y atenta contra el Estado mexicano bajo una miríada de formas sutiles y grotescas, violentas y/o pacíficas inclusive recursivas, motivada por la política.

Pero don Eduardo hace bien su trabajo, cual debe de ser. No es su competencia ver las aristas políticas del asunto. Corresponde no al Poder Ejecutivo registrar y comprender el problema, sino al Estado.

Y cuando nos referimos al Estado, aludimos a todas las instancias que el concepto implica. Una declaración de guerra es insoslayablemente un asunto de Estado.

Glosario:

Exégetas: Persona que interpreta o expone un texto.


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República Simulada

Fausto Fernández Ponte



I

La situación social y política en México es volátil. Es decir, es inconstante. Mudable, añadiríase a fuer de precisión. Ello nos habla de una severa crisis del poder formal --el del Estado--.


Y nos habla, por añadidura, de la imposponibilidad urgente de realizar una reforma de Estado que, a nuestro ver, más que reformadora debería ser refundacional.

Sí. Refundacional. La crisis plantea ir más allá de una reforma: fundar un nuevo Estado mexicano, uno que responda a los intereses de la sociedad --las fuerzas sociales-- y no a las fuerzas del poder.

Las fuerzas del poder son políticas --los partidos, por ejemplo; los grupos económicos de influencia y, ende, de presión-- y, por esa vera naturaleza, ajenas a los intereses de las fuerzas sociales.

Señálese que la diferencia entre fuerzas políticas y fuerzas sociales es cualitativa, aunque a veces, en ciertas coyunturas y contextos, esa diferencia sea común e indistinta.

En el caso de México, la crisis del Estado --y, por tanto, de sus instituciones como la del gobierno-- deviene de su identidad misma: es una entidad dominada por intereses de grupo, de élite y de facción.

II

Y esos intereses han desvirtuado la esencia misma de la institución del Estado en México, habiéndose llegado al extremo macabro de simular una república. México, la república simulada. Simular un Estado.

En efecto. Las instituciones del Estado --los Poderes de la Unión, los Poderes locales e inclusive el ayuntamiento-- padecen esa crisis, la cual se describe a sí misma por su definición.

Una crisis es, en su acepción general, el momento de ruptura en un sistema o el trance de colapso en el que cae un proceso vital de la naturaleza, el hombre o la sociedad. Tal es el caso que nos atañe.

Algunos --no pocos-- registran esta crisis como una de gobierno, mas no del Estado. Pero otros, tal vez los más, la disciernen como una crisis del poder formal y, ergo, del Estado. Sistémica.

Mas fuere cual fuere la percepción, lo que emerge es que la crisis es el punto más bajo de un ciclo de deterioro de algo: la salud, el sistema nervioso, el proceso social, la política, la economía.

Los reformadores tienen, sin embargo, móviles antipodales --opuestos y polares-- identificados por los intereses que conforman, representan, abanderan y adelantan.

III

La reforma del Estado para las élites de poder es distinta para las clases medias o las clases marginadas --la mayoría de la población--, lo cual nos lleva a concluir que reformar es una pugna de poder.

Pugna de poder entre los grandes actores en el escenario de la potestad económica y política --quienes se ostentan como los dueños de México-- y los actores del poder social y popular. Este no tiene voz.

¿Cuáles son las causales de esta crisis del poder formal (o sea el Estado)? A nuestro ver, por la sobrecarga en el ámbito social de demandas contra un sistema que ya no es capaz de atenderlas.

La interacción de esas mismas demandas sociales y la toma de conciencia ciudadana de que el Estado es incapaz de atenderlas por las razones que fueren se ha traducido en volatibilidad.

A ello añadiríase un componente de inestabilidad más: la percepción --a la luz de ciertas conductas de personeros del Estado-- de que éste identifica al pueblo como un enemigo que lo acosa.

Así, los personeros del poder se conducen como si viviesen acosados por el pueblo. Ese complejo de acoso entraña y conlleva peligro: el del ejercicio reactivo de las potestades estatales.


Glosario:

Acosa: del verbo acosar. Perseguir sin dar tregua o descanso.

Antipodales: que están situados en las antípodas. Opuestos.

Reactivo: de reacción.



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Mas acerca de Pemex

Fausto Fernández Ponte



I


Cede hoy este escribidor espacio al sentir --a nuestro ver, informado-- del caro leyente Edwin Cepeda y Corona, hombre de ciencia acreditado, quien abunda en el tema de la crisis de Pemex.

Escribe don Edwin:

"Algo que vale la pena ponderar en relación a Pemex, siguiendo el camino que indicas acerca de las vertientes sociológicas, básicamente en el desarrollo de su estructura y de su superestructura, nos hace suponer, y de ello muy pocos se han ocupado, que a raíz de la nacionalización, acto que era imprescindible para el Gobierno Mexicano, dadas las condiciones políticas existentes previas a la Gran Guerra, la mencionada empresa cumple, en su primera etapa de desarrollo, con las metas sociales dictadas por la política cardenista...

"Se realizan obras de superestructura social como hospitales, escuelas, centros deportivos, carreteras y podemos apuntar que el gran despegue (ahora que tanto se utilizan los terminos aeronáuticas), repito, el gran despegue económico del país, se da a raíz de esta nacionalizción...

II

"El regimen del Presidente Caballero (de Colón) Ávila Camacho, aprovecha las circunstancias y decomisa toda una flota que se encontraba surta en Veracruz, y para no pagar la correspondiente indemnización, le declara la guerra a las potencias del Eje y el "Potrero del Llano", nombre con el que se rebautizó a uno de los buques alemanes fue torpedeado por un submarino, que algunos achacan a la bandera de las barras y estrellas, frente a la base naval de Florida, sin que ninguna embarcación gringa saliera a prestarle auxilio...

"En todo este periodo se realizan contratos colectivas de trabajo que benefician altamente al trabajador petrolero y a su familia, dentro de un verdadero sentido social, y se consignan becas para aquellos estudiantes que resaltan por su brillantez, estudio y constancia en el medio académico. Pero éstos, terminan su carrera, generalmente ajena a los interses de la empresa petrolera y no trabajan para Pemex...

"Otros de tipo más mediocre, reprueban o "destripan" y Pemex no los acepta, por lo que se convierten en empresarios, comerciantes o "changarreros". Tampoco, aunque mediocres, trabajan para Pemex...

III

"Suponiendo una constitución familiar de tres hijos, queda en el tablero el tercer vástago, mismo que es el bueno para nada, vago, burro, malviviente y todas las demás cualidades similares que le gustes endilgar...

"Y éste, como no tiene trabajo, ni sabe hacer nada, recurre a "papi", quien de inmediato, a través de sus "cuates" del Sindicato y una módica "lana", le consigue trabajo "deloquesea" en Pemex. Crees, que con este perfil va a trabajar en bien de Pemex, que es de los mexicanos...

"Por eso Pemex en la actualidad está manejado por vagos, corruptos, bribones, sinvergüenzas, ineptos, buenos para nada y de otras lindezas, por lo que se padece del mal nacional de la "Menoridia", es decir, ni siquiera tiene la menor idea de lo que hay que hacer, aparte --desde luego-- de cobrar...

"Y eso sin contar con los contratos de puestos "hereditarios" en lo que una venerable abuela cobra como "chango" de una plataforma marina, sin siquiera moverse de su casa. O los contratos de arrendamiento de embarcaciones inexistentes y maquinaria descompuesta que se prolongan por años para favorecer a un "recomendado" del 33. O los "asesores" de las diversas Direcciones, que nadie sabe que hacen o para que sirven...

"Además las transas sindicales y la "caja chica" de las campañas presidenciales, es, ni más ni menos que Pemex...

"Y siendo una empresa paraestatal de productividad está sujeta a la Ley Federal del Trabajo y por lo tanto al regimen que demanda el Reparto de Utilidades. Y dime, ¿te ha tocado, siquiera, un litro de gasolina gratis?"

Hasta allí el leyente Cepeda y Corona.

ffponte@gmail.com.




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Infiernillo
Laicismo
Por Faustófeles


Döring, beato senador,
no quiere un México laico.
¡Por Juárez! Qué afán arcaico
tener clero mandador.




Asimetrías

Pemex: La Crisis

Fausto Fernández Ponte



I
Decíamos ayer aquí enuna entrega bajo el mismo título que la empresa del Estado Petróleos Mexicanos padece una crisis severísima y que ella emblematiza, cual síndrome fiel, la crisis del poder formal.

Ese poder formal es el estatal. El Estado mexicano sólo conserva para sí, tras la cesión unilateral --inconstitucional-- de potestades, sólo facultades coactivas: militar, policiaca y tributaria. No más.

Ello lo ha convertido en un Estado fascistoide y, como tal, sin vocación para la planificación económica estratégica ni mucho menos la social. Es un Estado reactivo. Lo vocacional es el garrote. Represión.

Los móviles subyacentes de esa cesión unilateral --sin consultarle siquiera al pueblo de México-- ocurrida en el lapso de una generación (desde 1982) se han traducido en traición a México.

Tales móviles son ideológicos y expeditivos y de conveniencia política --carencia de visión de Estado e ignorancia supina de la historia--, mas sobre todo crematísticos.

¿Qué indujo a Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y, hoy, Felipe Calderón, a ceder los bártulos de la soberanía del Estado --Pemex-- a intereses privados trasnacionales?

La respuesta bien pudiere localizarse en cobardía, la corrupción y la complicidad de esos presidentes, quienes demostraron, a la luz de la historia, estar al servicio no de México, sino de EU.

II
Decíamos también que esa crisis es estructural y superestructural no sólo de Pemex, sino del poder formal y, en ese ámbito de logicidad, del Estado mexicano. No sorprendería confirmar cierto verismo ominoso.

Ese verismo ominoso es el de que la crisis también es societal. La sociedad mexicana, socavados sus mecanismos históricos de inmunidad contra acosos a la identidad nacional, vive en enajenación.

Más volvamos a Pemex. La crisis tiene evidencia elocuente en un hecho insoslayable: siendo --como es-- la empresa petrolera más rentable del mundo está en virtual quiebra.

Esa quiebra es transversal: técnica, financiera, jurídica, moral y ética e identitaria inclusive. No está al servicio de sus dueños --los mexicanos-- ni la patria, sino al servicio de Estados Unidos.

Pemex es una empresa entrampada en sus propias contradicciones internas y en las de su contexto --el de su inserción institucional, jurídica y en los hechos-- y botín de una mafia perversamente voraz.

Y la trampa consiste precisamente en que el propio Estado trata, no sin desesperación obvia, de mejorar la circunstancia financiera actual de Pemex para consolidar un objetivo viciado: exportar más crudo.

Lo viciado de esa meta es la de crear infraestructuras que le permitan a la paraestatal hallar más petróleo --aumentar las reservas probadas-- para exportar más y más, obsesivamente, a EU.

Y es que siendo tan rentable, Pemex no dispone de un sólo centavo --de peso o de dólar estadunidense-- para a mpliar sus reservas. ¡Qué ironía tan macabra! ¿Broma de la proverbial Katrina mexicana?

III
¿Exportar más hasta agotar las reservas probadas que son, según información fehaciente, para nueve años y medio, cuando en 1982 teníamos para 55 años? ¡Qué aberración! ¡Qué ineptitud! ¡Qué traición!

Entrampada así Pemex, la mafia --personeros del Estado mexicano empeñados en consolidar la dependencia de la empresa con respecto a los del gobierno de EU-- busca alianzas con quienes se pueda.

No sólo eso. El Poder Legislativo --cómplice por nesciente omisión o por aviesa comisión-- apréstase a decretar un régimen de empresa privada para Pemex, al estilo, dígase, de la trasnacional Shell.

Pero éstos son atajos muy peligrosos. Y reflejan --si no es que representan-- la mentalidad antimexicana de quienes conducen, por decirlo de alguna manera eufemística, al Estado mexicano.

Pemex no beneficia a México, sino a la mafia mexicana/trasnacional de EU. Dilapidado el patrimonio de la empresa y perdida su mística --servir a México-- la mafia está desesperada. Allí la crisis.

ffponte@gmail.com
Glosario:

Eufemística: de eufemismo. Palabra o expresión suave con la que se sustituye otra que se considera violenta, malsonante o grosera.


Expeditivo: rapidez para darle salida a un asunto sin detenerse en los inconvenientes.

Mafia: organización criminal, clandestina o no, que impone su propia ley formalmente o de facto.

Mística: expresión literaria de alguna experiencia intensa de carácter misional.

Nesciente: de nesciencia. Ignorancia.









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Reforma del Estado
Fausto Fernández Ponte


I

La reforma del Estado se ha convertido, como dice Rodrigo Borja, en casi un tópico en los cenáculos de la política, la economía --la de los empresarios y banqueros -- y los académicos en el mundo.

En México, empero, el pueblo es ajeno a ese tema, no obstante que ciertas instancias del Estado realizan doquiera foros de consulta, para recoger el sentir de la ciudadanía, la rasa y de a pie.

Mas en esos foros lo que menos se recoge es ese sentir. Lo que sí se recopila es el parecer de representantes de estamentos interesados de la políticos, empresarios y banqueros y la academia.

Adviértese discriminación y elitismo en esos foros de consulta, como si se tratare de reformar al Estado mexicano al modo de intereses creados de ciertos estratos de nuestra sociedad, los minoritarios.

Esa minoría pretende desmantelar al Estado regulador de la economía, para darle paso al laissez faire del liberalismo económico libreconcurrente bajo su guisa más dañina. Lo vemos en México.

Lo que hoy se impulsa es la reducción, ya corriente, del Estado mexicano a su mínima expresión, para beneficiar otros centros de poder fáctico --el de los consorcios trasnacionales-- dentro de México.

II

De hecho, el Estado mexicano rector-benefactor es cosa del pretérito. La institución ha abdicado de sus potestades legales y acotado sus alcances, excepto en el rubro de la coacción.

Y esa potestad --la de la coacción-- se aplica con arreglo a ciertas premisas de la filosofía de la mano dura contra la protesta social que, en el caso, tiene raíces profundas y causales legítimas.

Esas raíces son las de la naturaleza del Estado mexicano, que ha sufrido una metamorfosis tan monstruosa que es vector en el dramático y espectacular proceso de desigualdad e injusticia que nos estruja.

Esta desigualdad --50 millones de pobres, 20 millones de miserables-- caracteriza la vida nacional. El Estado continúa cediendo unilateralmente potestades a consorcios trasnacionales. Y a Estados Unidos.

En nuestro entorno, la reforma de Estado más reciente fue la Revolución Mexicana, plasmada en la Constitución que se promulgó en 1917. Empero, la Constitución ha sido modificada más de 600 veces.

Es, pues, irreconocible nuestra Carta Magna, si comparada con la original. Sólo conserva rasgos vagos de su naturaleza esencial. Empero, ese documento fundamental es, aún, enorme obstáculo.

III

Cierto. La Constitución, aun en su presente versión tan acotada, es un obstáculo para los promotores de la reforma del Estado. Carece de facultad normativa y alcance real para hacer prevalecer ésta.

Por ello, desde la perspectiva de no pocos mexicanos, la reforma del Estado no es más que una etapa de la eterna lucha por el poder y la dominación social. Todo se resume en términos de poder.

Las fuerzas económicas privadas --emblematizadas en los grandes consorcios trasnacionales-- quieren estar fuera de todo control estatal que les obligue a hacer concesiones distributivas.

Estos antecedentes nos sugieren que si la reforma del Estado que se promueve desde el poder no es consecuencia de un contrato social amplio --en su sentido deontológico--, carecerá de legitimidad moral.

Tampoco será representativa de los intereses estratégicos del pueblo de México, sino sólo de los intereses creados que contribuyen a su realización. Los foros de consulta son, vistos así, falacias.

¿Qué se sugiere? Primero que las propuestas hacia una reforma del Estado definan con precisión insoslayable cuál será la forma de organización económica y política del Estado reformado.

Pero nadie lo plantea así en esos foros de consulta. Reformar al Estado no es suficiente. Lo que se requiere es fundar un nuevo Estado mexicano, constituido por el pueblo. Un nuevo constituyente.

ffponte@gmail.com


Glosario:

Deontológico: de deontología. Ciencia o tratado de los deberes.

"Laisses faire, laissez passer": expresión francesa. Máxima de los economistas del siglo XVIII que significa "dejar hacer, dejar pasar" y que corresponde a la norma estatal de conducta que consiste en dejar a la iniciativa privada y al tiempo la rectoría de la economía y la solución de los problemas sociales.

Vector: en medicina, agente de trasmisión de gérmenes patógenos de un individuo a otro. Viene del latín vector, que significa "el que lleva a cuestas o que conduce".




Infiernillo

Pregunta Chinesca

Por Faustófeles


¿El chino Zhenli Ye Gon

es personaje central

en el fraude electoral

financiando a Calderón?




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La Descomposición

Fausto Fernández Ponte


I

La celebración del aniversario de la espuria victoria electoral de Felipe Calderón fue elocuente: confirmó sin tapujos que la forma de organización política prevaleciente sufre una crisis severísima.

Y esa crisis tiene síndromes a plenitud: descomposición de sus componentes y agentes cohesionadores que, en dramático contraste, no cumplen su fin. No hay cohesión en la forma de organización política.

Y lo que sí hay --tal es la secuela-- es una crisis del poder formal y, en ese contexto dialéctico, una crisis del Estado y sus instituciones. La espuriedad prevaleció. Prevalece aún.

¿Por qué? Porque el poder formal --el Estado-- no es la consecuencia de un contrato social, entendido éste en su sentido rosseauniano. En México, la sociedad y el poder están divorciados.

Ese divorcio, empero, no es de reciente origen, aunque sí se ha acentuado en los últimos años --desde el sexenio de Carlos Salinas--, habiendo alcanzado el pináculo en la coyuntura electoral del 2006.

La inexistencia de ese contrato social se remonta a los sexenios civilistas del poder formal, desde el de Miguel Alemán, aunque se hizo notoria durante los gobiernos de Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría.

II

Para ese entonces, el contrato social --el de la Revolución Mexicana-- había perdido vigencia, pues el poder se ejerció bajo socaliñas y simulaciones monstruosas, las de la dictadura perfecta.

Pero, a todo ésto, ¿qué es un contrato social? Hobbes, Locke y Rosseau, entre otros, lo enunciaron con nitidez. Es una suerte de acuerdo tácito, no escrito, entre los individuos.

Mediante ese acuerdo tácito, los individuos arribarían a una forma de convivencia social en la que el poder, sometido a la ley, se coloca al servicio del respeto de las prerrogativas de todos. De todos.

Esto nos lleva a la tesis hobbesiana del contrato social. Por su natural condición, el hombre está animado por un deseo insaciable de poder. Ello convierte la convivencia en permanente estado de guerra.

En Leviatán --publicado en 1651--, Hobbes describe al hombre como "el lobo del hombre". Mas el hombre es también un ser dotado de razón y buscó y halló la manera de superar ese "estado de naturaleza".

Así pues, "contractualmente" los hombres convinieron todos sus derechos naturales a favor de la colectividad. Se constituyeron de esa guisa en sociedad política: contrato social y estado de sociedad.

III

Rosseau desarrolló esas ideas y, con ello, ejerció imponderable influencia sobre los hechos revolucionarios en Estados Unidos y Francia e inspiró el derecho público moderno en Occidente.

En su obra capital, precisamente El Contrato Social, publicado en 1762, Rosseau le dio a este instrumento la categoría de postulado de la razón y no de sucedido histórico.

Rosseau le dio, pues, al contrato social un sentido puramente deontológico, para acentuar la necesidad racional para concebir al Estado como fruto de la convergencia de voluntades.

En México, el Estado no es --reitérese: no es-- resultado de una convergencia de voluntades, sino la herramienta de una élite --una mafia, la define Andrés Manuel López Obrador-- de poder.

Y ello explica los hechos y sucedidos cotidianos que nos describen una profunda crisis del poder e inferidamente del Estado mismo. Sin un contrato social, el Estado vive en secuestro. Plutocracia.

Y hay anomia --relajamiento del respeto a las normas morales y jurídicas-- no sólo en la sociedad misma, sino en el poder (o sea el Estado). Quienes conforman el Estado viven por el poder mismo.

En ese contexto se inserta la celebración del "triunfo" calderonista de hace un año. Es un triunfo pírrico, ajeno a los intereses del Estado mismo y, ergo, de la sociedad.


ffponte@gmail.com
Glosario:

Deontológico: de deontología. Ciencia o tratado de los deberes.

"Dictadura perfecta": expresión acuñada por el escritor Mario Vargas Llosa para describir al sistema político mexicano.

Pírrico: falsa victoria. Se aplica a la danza usada en la antigua Grecia en la que se imitaba un combate.

Plutocracia: gobierno de los ricos.



Infiernillo

Carlos Slim

Por Faustófeles

Slim es ya el hombre más rico

en el mundo que le envuelve:

mientras más rico se vuelve

hay más de pobres un pico.



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Pemex y el Reformón
Fausto Fernández Ponte



A Lupita Mar y Miguelángel Barragán.

Amigos solidarios.


I
La reforma hacendaria --así la llaman, aunque inapropiadamente-- propuesta por el espurio Presidente Felipe Calderón no contempla, paradójicamente, revisar el statu quo fiscal de Petróleos Mexicanos.


¿Por qué motivos el señor Calderón exime de toda reforma fiscal a la paraestatal? La respuesta es obvia: porque no existe interés en modificar ese statu quo impositivo.


¿Y por qué, preguntaríase el caro leyente, no existe interés en modificar dicho statu quo? La respuesta es también obvia: porque Pemex es la principal fuente de ingresos del Estado mexicano.


Entonces --continuará preguntándose el leyente--, ¿por qué, si es Pemex la fuente principal de ingreso del Estado mexicano, éste se empeña en asociarla a trasnacionales de Estados Unidos y España?


La contestación antojaríase, una vez más, de obviedad imprescindible: se trata, como dicen coloquialmente los gringos, to have the cake and eat it too (tener el pastel y comérselo).


Ello explicaría precisamente la exclusión del estatus fiscal de Pemex de la reforma. Se trataría de asociar a la paraestatal, pero sin que ésta cese como fuente principal de ingresos del Estado.


II
Ello nos plantearía, dialécticamente, que el titular del Estado mexicano, el ya señalado señor Calderón, habría elaborado un escenario prospectivo para el pantagruelismo privatizador.


Y ese pantagruelismo --"ten el pastel y también cómetelo"-- es el de que el escenario prospectivo calderonista pretendería blindar los activos reservorios de Pemex con respecto a los presuntos socios.


¿Querrá pasarse de listo el señor Calderón en lo tocante a este asunto? No soprendería que así fuese. La extrema derecha tiene por peculiaridad intrínseca la práctica del oportunismo crematístico.


Así, con arreglo a las premisas de este escenario prospectivo, ¡qué tipo de sociedad se celebraría entre Pemex y las trasnacionales petroleras?


Adelantemos una respuesta: repartirse extractivamente con Pemex lo que las trasnacionales petroleras encuentren en la prospección, exploración, localización y aprovechamiento de los reservorios.


El esquema es, aparentemente, práctico. Outsourcing, le llaman los estadunidenses. "Tú me das tu tecnología y tu capital y yo te permito extraer mi petróleo hasta la última gota, con el cual te pago en especie".


III
El esquema antojaríasele impecable a no pocos. Pemex no compromete sus activos reservorios ni sus otros bienes, tangibles e intangibles, en el subsuelo o a la luz. Pero compromete otro valor más importante.


Ese valor es el del control no sólo jurídico, sino real --en lo práctico-- y tecnológico y administrativo de esas riquezas reservorias. Y no sólo eso: Se compromete estratégicamente.


Un compromiso estratégico de la naturaleza descrita convertiría a Pemex --o su capital reservorio-- en botín de las trasnacionales presuntamente asociadas. No es sólo subcontratación. Ni outsourcing.


Además, la experiencia histórica nos confirma cada día que en materia de subcontratación (o outsourcing) hasta de cuatro manos Pemex no ha dado una. El acervo experiencial es negativo. Pemex siempre pierde.


Ese es un verismo histórico. Pemex siempre sale perdiendo ante los contratistas y subcontratistas --y los subrogados de éstos y aquéllos-- pues es parte de un comercio de contratos y subcontratos.


Ese comercio es inicuo. Va por pujas, pero éstas tienen un entorno: el de la corrupción. Mas no es ese el único peligro estratégico. Existe otro, el de la soberanía no solo de Pemex sino de México.


ffponte@gmail.com
Glosario:

Outsourcing: vocablo del inglés estadunidense equivalente a contratación y/o subcontratación de recursos laborales externos.

Pantagruelismo: de Pantagruel, personaje y título de una obra de Rabelais. Dícese de las comidas en cantidad excecesiva.

Statu quo: estado de cosas. Estatus.

Verismo: hecho cierto.




Infiernillo

Política Exterior

POR Faustófeles

Dice Iruegas, voz experta:

la política exterior

está inmóvil --sin color--.

No en vano: está bien muerta.







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